jueves, 31 de diciembre de 2009

Las lecturas del año

No lo he hecho otros años, pero al finalizar este 2009 sí voy a hacer un breve listado y comentario sobre mis lecturas del año, señalando lo que considero más destacado.

NARRATIVA

Este año ha estado caracterizado por leer mucha novela corta. El motivo no es tanto de preferencia, aunque debo reconocer que es un subgénero que me gusta, sino por estrecheces de tiempo. Pero, a pesar de esas estrecheces, ha habido tiempo para leer 47 obras de narrativa, que tampoco está nada mal, e incluir algunos textos realmente extensos.

Esta es mi lista de lecturas de narrativa de 2009 en orden estrictamente cronológico:

- Misericordia (Benito Perez Galdós)
- Gente que perdí (Pedro Zarraluki)
- El regreso del soldado (Rebecca West)
- Kaddish por el hijo no nacido (Imre Kertesz)
- Inquietud (Julia Leigh)
- Mate jaque (Javier Pastor)
- Vida y destino (Vasili Grossman)
- El curioso incidente del perro a medianoche (Mark Haddon)
- La piedra de la paciencia (Atiq Rahimi)
- El día antes de la felicidad (Erri de Luca)
- Como se hace una novela (Miguel de Unamuno)
- La mujer zurda (Peter Handke)
- Dejad que os cuente algo (VVAA)
- Un niño prodigio (Irene Nemirovsky)
- Cuando leas esta carta, yo habré muerto (Agustín García Simón)
- EL gran Gatsby (Francis Scott Fitzgerald)
- El lector (Bernhard Schlink)
- La soledad de los números primos (Paolo Giordano)
- 84, Charing Cross Road (Helen Hanff)
- Esperadme en el cielo (Maruja Torres)
- Sostiene Pereira (Antonio Tabucchi)
- Mendel el de los libros (Stefan Zweig)
- El trino del diablo y otras modulaciones (Daniel Moyano)
- Mi Pushkin (Marina Tsvietaieva)
- El nacimiento (Alexei Varlamov)
- El experimento del doctor Heidegger (Nathaniel Hawthorne)
- El mundo (Juan José Millás)
- Todo eso que tanto nos gusta (Pedro Zarraluki)
- Lo que perdimos (Catherine O'Flynn)
- Las inquietudes de Shanti Andia (Pio Baroja)
- Doña Perfecta (Benito Pérez Galdós)
- Anna Karenina (Lev Tolstoi)
- Un viejo que leía novelas de amor (Luis Sepúlveda)
- Sin destino (Imre Kertesz)
- En el café de la juventud perdida (Patrick Modiano)
- Los espectros (Leonid Andréyev)
- Bartleby, el escribiente (Herrman Melville)
- Relato soñado (Arthur Schnitzler)
- La música del hambre (J.M. Le Clezio)
- Venganza tardía (Ernst Jünger)
- Desgracia (J.M. Coetzee)
- La rebelión (Joseph Roth)
- El cielo es azul, la tierra es blanca (Hiromi Kawakami)
- En tierras bajas (Herta Müller)
- Con anuncio (Rosa Ribas)
- Retrato de un hombre inmaduro (Luis Landero)
- Paraiso inhabitado (Ana María Matute)

Obligándome a mi mismo, y no es nada fácil, a escoger los tres mejores libros de 2009, me he quedado con los siguientes:

El lector de Bernhard Schlink, una novela realmente fantástica (y que he leído de forma absolutamente independiente de la película, que ni siquiera he visto).

Vida y destino de Vasili Grossman, un 'novelón' ambientado en la batalla de Stalingrado durante la Segunda Guerra Mundial y que, aunque en algún momento se alarga un poco, tiene escenas realmente memorables.

Anna Karenina de Lev Tolstoi, un clásico entre los clásicos que por fin este verano me decidí a leer y que, por supuesto, no me ha defraudado en absoluto.

Y no deja de resultar curioso que, siendo, como he dicho, este año un año dominado por la lectura de novela corta, entre los tres destacados incluya una novela de mediana extensión ("El lector") y, dos larguísimas novelas (las lecturas más largas del año) como son "Vida y destino" y "Anna Karénina".

He destacado estas tres, pero debo decir que hay otros varios libros que se merecen ser muy destacados y que podrían perfectamente competir con los indicados. Así, citaría como destacados a las lecturas de nuestro Benito Pérez Galdos ("Misericordia" y "Doña Perfecta"), Pío Baroja ("Las inquietudes de Shanti Andía"), la famosísima "La soledad de los números primos" de Paolo Giordano, "Sin destino" de Imre Kertesz o la última lectura de este año, "Paraíso inhabitado" de Ana María Matute

Finalmente, no puedo dejar de mencionar, y en un entorno para mí muy cercano, la publicación (y lectura, claro) de "Dejad que os cuente algo", un libro autoeditado al amparo del portal literario El Recreo y en el que participo con unos pocos microrrelatos, así como "Con anuncio" de Rosa Ribas, recientemente reseñado en este blog.


POESÍA

Este año, he continuado con la lectura de poesía aunque, quizá, a un ritmo menor que el anterior. En general, he intentado seguir haciéndome un panorama general de los autores más destacados sin centrarme en ninguno muy concreto.

Estas son mis lecturas de poesía del año:



- Itinerario poético (Gabriel Celaya)
- Vidas improbables (Felipe Benítez Reyes)
- Rimas humanas y divinas del licenciado Tomé de Burguillos (Lope de Vega)
- Recreaciones del viento (VVAA)
- Poesía completa (Idea Vilariño)
- Anima mía (Carlos Marzal)
- Islas del aire (Manuel Altolaguirre)
- Anónimo viajero (Octavio Fernandez Zotes)

Puestos a destacar, haría mención a la "poesía completa" de Idea Vilariño y, sobre todo, al descubrimiento del poeta valenciano Carlos Marzal con su "Anima mía".

Inevitable nombrar, también, a Octavio Fernández Zotes y su "Anónimo viajero", recientemente reseñado en este blog.

ENSAYO

El apartado de ensayo es siempre algo más disperso y variado. Mucho de lo que he leído que podríamos clasificar como ensayo tiene que ver más con mi ámbito profesional, con el mundo de la gestión de empresas y la tecnología, y no lo recojo aquí sino en un artículo específico en el blog Blue chip. En lo relativo a ciencia y humanidades, mis lecturas del año son:

- El arte de la ficción (David Lodge)
- Como una novela (Daniel Pennac)
- Motivación y personalidad (Abraham Maslow)
- La corrosión del carácter (Richard Sennett)
- ¿ Qué es la vida ? (Erwin Schrödinger)

En general, son todos libros recomendables pero, por destacar uno, habida cuenta de su influencia e interés, me quedo con "Motivación y personalidad" de Abraham Maslow, un libro ya muy clásico de psicología y que, en las últimas semanas, he citado con frecuencia en mis diversos blogs.

No está, creo, nada mal. Cincuenta y cinco obras de ficción y cinco ensayos (sin contar con los diecisiete libros adicionales mencionados en Blue chip). Y, además, con muchos libros de alta calidad e interés.

Veremos si 2010 es así de fructífero.

miércoles, 30 de diciembre de 2009

El éxito efímero

Otro apunte, otro toque de realidad, en el libro "Marketing para escritores" de Neus Arqués que he mencionado en el post anterior.

En este caso nos habla de la escasa durabilidad del éxito, especialmente para escritores noveles. Nos cuenta que el tiempo de promoción de un libro por una editorial, el tiempo de la gloria del escritor, suele ser del orden de, únicamente, una semana.

Pero la cosa es aún más dura. Parece que la conocida frase, muy utilizada en el entorno deportivo, que reza "Lo difícil no es llegar, sino mantenerse" aplica igualmente, quizá incluso de una forma aún más despiadada, en el mundo de la literatura.

Así de contundente lo expresa Neus Arqués:

"Un autor vale lo que vende su última obra"

Por supuesto, esa valía no se refiere a la valía artística o literaria, sino al valor de mercado. No importa mucho (salvo, quizá, digo yo, para autores consagrados) el haber publicado un libro de mediano éxito si la última novela o poemario son un fracaso en ventas.

Dos puntos, pues, a tener muy en cuenta: primero, el éxito en el mercado se mide en ventas y, segundo, es efímero, muy efímero.

No es muy bonito, no es muy artístico, no es muy literario... pero es muy real.

domingo, 27 de diciembre de 2009

Soledad versus promoción, o la esquizofrenia del escritor ante el mercado

Leyendo, "Marketing para escritores", un libro que por su interés y por su equilibrada visión de la realidad del mercado editorial actual creo que reseñaré dentro de unos días en este blog, su autora,
Neus Arqués, a la vez escritora y profesional del marketing, nos dice lo siguiente:

"El escritor es un profesional que alterna prolongados periodos solitarios (la escritura) con otros en que se ve rodeado de muchas personas a las que a menudo no conoce (la promoción)".

Y realmente parece tener razón. Nos imaginamos siempre al escritor como un ser espiritual, reconcentrado en sí mismo y en su obra, intelectual, tal vez introvertido... y, aunque probablemente existirán casos y casos, parece razonable que esas personalidades reconcentradas, cerebrales, sensibles e introvertidas sean las más aptas para la creación literaria.

Sin embargo, no es realista olvidarnos de que el mundo del libro es un negocio, un sector económico donde, al igual que en otros sectores, se aplican las leyes del marketing. Y en ese mundo se necesita la promoción, la difusión, la comunicación, la publicidad, el lobby...y tantas y tantas otras técnicas de marketing que, en un caso como el editorial, en que el escritor es una marca en si mismo y una parte importante del producto, se requiere la participación activa del propio autor.

Y esas actividades de promoción parecen, a su vez, reclamar una personalidad diferente, un carácter expansivo y extrovertido, con dominio del lenguaje hablado y del no verbal, con capacidad para generar mensajes que vendan, que llamen la atención,...

Dos caras, seguramente tan importante la una como la otra, pero que parecen requerir habilidades, aptitudes y actitudes diferentes y de no fácil convivencia en la misma persona.

Un obstáculo más para el escritor que pretende llegar hasta un gran número de lectores, una exigencia...y un cierto nivel de esquizofrenia.

miércoles, 23 de diciembre de 2009

Lectura amiga: "Anónimo viajero" de Octavio Fernández Zotes

La lectura de la poesía es algo diferente. A pesar de que es un género muy técnico donde metro y rima, consonancias y asonancias, acentos y ritmos, se supone marcan la calidad de una composición, la poesía es, creo, más que una métrica y una estructura; es búsqueda, es contacto,es emoción, es conexión...

Esa ambivalencia entre técnica y emoción creo que hacen especialmente difícil comprender y valorar una obra poética.

Hace dos o tres años me comencé a interesar por este género, muy abandonado por mi...como por muchos otros lectores. Y en este interés surgió la figura de Octavio, que me orientó por los vericuetos de la poesía, me iluminó el camino hacia autores que valían la pena y se molestó en perderse conmigo en intrincadas divagaciones sobre la esencia de la poesía.

Sin embargo, la poesía de Octavio no es una poesía académica. Si algo llama la atención de su producción poética es, precisamente, la sencillez y la autenticidad. Octavio no persigue una rima, que sin duda conoce, sino los aspectos más relacionados con la búsqueda y la conexión.

La poesía de Octavio Fernández Zotes, la que el lector se encontrará en "Anónimo viajero", nace directamente del corazón del poeta, es pura palpitación y pura pregunta, sin artificios, sin adulteraciones formales.

Leyendo a Octavio, uno le está viendo, le está escuchando, sabe que lo que lee viene directamente de él.

Es una poesía escrita desde la perspectiva de quien ha vivido, donde predominan temas como el amor ya maduro, lo rural, el recuerdo, la melancolía, la proximidad de la muerte, la búsqueda, incontestada, de las verdades universales, de lo perennne, de lo verdadero.

Creo que jamás, a pesar de las sabias lecciones de Octavio, me atreveré a juzgar una obra poética, y no lo haré tampoco con este libro, pero sí me trevo a afirmar que si algo domina la poesía de Octavio Fernández Zotes en general, y de "Anónimo viajero" en particular, es la autenticidad.

Octavio Fernández Zotes Nació en 1935 en Cabañeros (León). Estudió entre Astorga y León para, posteriormente, licenciarse en Medicina en Valladolid y adquirir la especialidad de pediatría en Bilbao. Tras su fase universitaria se estableció definitivamente en Galdakao (Vizcaya) donde ejerció como pediatra por espacio de treinta y siete años. Aunque ya durante su juventud se había acercado a la literatura y la poesía, fue a raiz del abandono de su actividad profesional cuando Octavio volcó sus mejores esfuerzos a la producción póética. Antes de "Anónimo viajero" ha publicado otros dos poemarios, "En las zarzas del camino" (2005) y "Memorial inacabado" (2006). Asimismo, ha participado en varias antologías como son "Poetas de transición" (2006), "Tiempo de Recreo" (2007), "Antología del congreso de poetas" (2007) y "Arpegios poéticos" (2008).

Conocí a Octavio hace unos años a trevés de los foros del portal literario El Recreo donde hemos degustado sabrosos debates y controversias sobre lo divino y lo humano y sobre lo más superficial y lo más profundo de la literatura en general y la poesía en particular.

He tenido la fortuna de tratarle también personalmente en dos o tres ocasiones y he sido objeto de su generosidad siendo receptor,a modo de presente, de casi todos sus libros, que he leído con auténtico placer. Guardo, para mi regalo, una entrañable dedicatoria, que no reproduciré aquí, en el ejemplar del libro objeto de este artículo.

Puedes conocer más acerca de Octavio en su blog Poesía en el páramo.

Ficha técnica:
TITULO: Anónimo viajero
AUTORA: Octavio Fernández Zotes
EDITORIAL: Hontanar
AÑO: 2009
ISBN: 978-84-92676-10-1
PAGINAS: 90

domingo, 20 de diciembre de 2009

Manipulación de la palabra y la realidad según Luis Landero

En el que hasta ahora es su ultimo libro, "Retrato de un hombre inmaduro", Luis Landero pone en boca de su personaje principal, lo siguiente:

"No existe, no puede existir el mirar puro, porque en seguida las palabras se meten por medio y se convierten en protagonistas. Pero, por otro lado, ¡pobres palabras! Palabras que uno creía fieles y seguras de pronto las ves lucir en la boca o en la pluma de gente inicua, y entonces sientes una mezcla de piedad y de rencor por ellas. Y luego están los que trafican con las palabras, los que las violentan, las esclavizan, las falsean, las deforman, las mutilan..."

Dos interesantes aspectos en el discurso de este personaje de Landero.

Por un lado, la palabra como medio y como protagonista, como moldeadora y, en cierto modo, manipuladora de la realidad. Hasta qué punto esa realidad se ve afectada por cómo nos es contada, por cómo nos llega a través de las palabras. Un problema antiguo de resonancias casi filosóficas y que recuerda el dilema de la existencia de una realidad objetiva o de si ésta es una mera creación de nuestros sentidos. En este caso unos sentidos, a su vez, mediatizados por la pablabra. La palabra, en cualquier caso, triunfante y poderosa.

Por otra parte, la palabra como como herramienta de esa manipulación. La palabra pervertida, utilizada con fines malsanos. La palabra, ahora, débil y víctima.

Un reconocimiento, en cualquier caso, del poder de la palabra...y una llamada a la responsabilidad en el uso de la misma.

domingo, 13 de diciembre de 2009

Maslow y la poesía o la idiosincrasia versus la categoría

No me resultaba previsible el volver a citar a Abraham Maslow a propósito de temas literarios...pero es que este afamado psicólogo, en su visión holística de la psicología, parece empeñarse en recurrir a la literatura como ejemplo e, incluso, como base de análisis.

Avanzando en su libro "Motivación y personalidad" llega un momento en que distingue entre la categorización, que se asimila al conocimiento exacto, a la comunicación de la información establecida, y la idiosincrasia, que aunque etiqueta los conocimientos, sólo alcanza éstos mediante la experiencia, la vivencia.

Y, a propóstio de este tema, Maslow diserta sobre la poesía. Esto es lo que nos dice:

"La poesía es un intento de comunicar, o al menos expresar, experiencias idiosincráticas que la mayoría de la gente no sabe cómo expresar; es poner en palabras experiencias emocionales que son, por si mismas, inefables.".

Y muy poquito más adelante:

"Todo lo que los poetas pueden hacer... es tomar las palabras, formar paralelos, figuras retóricas, esquemas nuevos, con los que, si bien no pueden expresar la experiencia como tal, esperan tocar una experiencia similar en el lector.".

Y finaliza:

"Podría ser una buena idea que los científicos aprendiesen a respetar a los poetas. Los científcos creen que su lenguaje es exacto y otros son inexactos, Paradójicamente el lenguaje de los poetas, siendo más inexacto, es más verdadero.".

Brillante, Maslow; humanista Maslow; holístico Maslow...

¿ No son estas frases, extraídas de un libro de psicología, una acertada, concisa y brillante definición del papel de la poesía, quizá de toda la literatura ? ¿ No es, precisamente, ese resonar de experiencias entre el poeta y el lector parte de la esencia de la poesía ? ¿ No es esa forma de poner en palabras lo inefable, esa forma experiencial de conocimiento, o de búsqueda del mismo, lo que mejor caracteriza y da sentido a la actividad poética ?

Sólo hay algo en que no estoy de acuerdo, y es en esa aparente cerrazón de los científicos al conocimiento poético. Los científicos, los verdaderos científicos, los amantes de la verdad y el conocimiento, no renuncian a ninguna forma del mismo.

El propio Maslow es buena prueba de ello...

martes, 8 de diciembre de 2009

Lectura amiga: "Con anuncio" de Rosa Ribas

"Con anuncio" es la tercera novela de Rosa Ribas, y la segunda del género negro, un género que aborda con la creación de un personaje llamado a permanecer entre nosotros: la comisaria Cornelia Weber-Tejedor.

Dicen que en todo libro siempre hay un algo del autor, algún ingrediente autobiográfico. Así, la comisaria vive la dualidad hispano-alemana (es hija de alemán y gallega) como hija de inmigrante en Alemania y, muy en concreto, en la ciudad de Francfort...ciudad donde también reside Rosa.

La novela nos introduce en esta ocasión en el mundo de la publicidad. La agencia Baumgard & Holder es objeto de anónimos... y de algo un poco más allá. Así se inicia la investigación de Cornelia pero, poco a poco, la trama se va complicando con hechos más graves y ramificaciones inicialmente inesperadas.

La novela, que inicialmente exhibe un ritmo tranquilo, deteniéndose en detalles y matices de la agencia, de los personajes, de la vida en Francfort, de los policías y, sobre todo, de la personalidad y vida privada de Cornelia, adquiere luego un interés creciente por lo que es la resolución del caso en sí, hasta conducir al lector a esa típica sensación de que "ya no puedo parar".

Una buena aficionada a la novela negra, y buena conocedora también de Rosa Ribas, me enseñó que el interés de la novela negra no es tanto, o no solo, la intriga y la resolución de los casos, cuanto la exploración de fenómenos sociales, de personas, de aspectos sórdidos de nuestra sociedad...

En "Con anuncio" se tocan también este tipo de problemáticas. A lo largo de sus páginas se tratan los problemas derivados de la aceptación o no de la inmigración o de la homosexualidad, emergen los problemas generados por grupos neonazis, se exploran las dificultades de las relaciones de pareja, las inseguridades que a veces exhibe la, por otro lado, aparentemente resuelta comisaria... Todo un mundo de temáticas que convierten a la novela, en mucho más que la narración de una problema, o un caso que resolver.

Entre estos ricos matices quisiera destacar, en concreto, uno de esos temas, uno que no he visto mencionado en ninguna de las reseñas que he leido sobre este libro y que, aunque es cierto que ocupa poco espacio dentro de la novela, a mí me ha parecido especialmente acertado y sensible en su tratamiento. Me estoy refiriendo al tema de la vejez de los padres, al declinar del padre de la comisaria...y a la humanísima reacción de debilidad que se genera en la madre. Hay algún pasaje corto pero deliciosamente delicado en ese sentido.

Finalmente, cuando analizo a la comisaria...realmente me parece difícil de definir. Me encantaría saber qué opina de ella la propia autora. Cornelia es un personaje algo contradictorio. Una mujer que proyecta una imagen diría que fria y resuelta y que, sin embargo, se ve aquejada por mil inseguridades, mil reacciones poco controladas, mil contradicciones. Creo que el propio personaje de la comisaria, es uno de los alicientes más importantes de esta novela y esta serie...y que ese interés del personaje central es algo buscado intencionadamente por la autora.

"Con anuncio" es una obra que creo que agradará a todo amante de la novela negra pero que también ofrece otro tipo de matices y alicientes para quien busque algo más que un caso. Y para quien lo haya leído y le haya gustado...tranquilidad, que Rosa Ribas promete nuevas aventuras de Cornelia Weber-Tejedor.

Rosa Ribas Moliné nació en 1963 en el Prat de Llobregat. Estudió Filología Hispánica y se doctoró en esta misma especialidad. Desde 1991 vive en Francfort donde es profesora titular de Estudios Hispánicos Aplicados en la universidad de Heilbronn.

Ha escrito algunos libros de investigación lingüística y relatos en catalán y castellano. Su primera novela fue "El pintor de Flandes" (2006). En 2007 publicó "Entre dos aguas" donde iniciaba la serie dedicada de la comisaria Cornelia Weber-Tejedor.

Conocí a Rosa de manera virtual a través del portal literario El Recreo. En Febrero de 2008 tuve oportunidad de conocerla personalmente durante la presentación del libro Tiempo de Recreo del cual ella tuvo la amabilidad de escribir el prólogo.

Puedes saber más sobre Rosa en su Página personal.

Ficha técnica:
TITULO: Con anuncio
AUTORA: Rosa Ribas Moliné
EDITORIAL: Viceversa
AÑO: 2009
ISBN: 978-84-92819-09-6
PAGINAS: 398

lunes, 7 de diciembre de 2009

Huyendo de la confusión

Según me desvela Carmen Martín Gaite, afirmaba Denis de Rougemont lo siguiente:

"El que la vida sea confusa no tiene por qué significar que una obra escrita deba imitarla"

Y estoy de acuerdo.

Pero ¿ cómo es esto posible ? ¿ No era yo el que afirmaba que me gustaban las historias veladas, que prefería lo traslucido a lo transparente, y que rogaba por que no despejara la niebla ?

¿ Que ha pasado ?

Pues ha pasado que Denis de Rougemont no era novelista, sino historiador y sociólogo y, por tanto, las obras escritas a que se refería eran ensayos, no obras de ficción.

Y si en la ficción me gusta lo traslucido y lo sugerido, en el ensayo considero imprescindible la claridad y el orden. Un ensayo confuso, no sólo no establece comunicación con el lector, no solo no logra, por tanto, su objetivo sino que, incluso, me hace dudar del mismo entendimiento y dominio de la materia por parte del autor...o del esfuerzo dedicado a preparar el material.

Un ensayo debe comunicar información, categorizar. Por su parte, la ficción, especialmente algunas formas de ficción como es la poesía, busca transmitir la emoción y lo inefable.

Por eso, el ensayo reclama orden y transparencia, mientras que la ficción es terreno abonado para lo traslúcido y la niebla.

En un próximo post, Maslow, el psicólogo humanista, tendrá también algo que decir sobre esto.

domingo, 6 de diciembre de 2009

Lecturas amigas

Hace algunas semanas me planteaba si tenía sentido incluir en este blog reseñas de los libros que leo. Al fin y al cabo, es una práctica muy habitual en blogs sobre literatura y, por otra parte, no es tan fácil encontrar temas para mantener vivo un blog sobre literatura si no se recurre a libros y autores concretos.

Sin embargo, sin descartar del todo la idea, lo cierto es que no ha acabado de convencerme. Creo que, de alguna manera, le quitaría a este blog parte de su personalidad, parte de su eventual singularidad.

Por otro lado, y desde hace unos pocos años, desde que por mor de Internet he podido entrar en contacto con personas con inquietudes literarias, también se me ha brindado la oportunidad de conocer a algunos escritores, no los más populares, eso es cierto, y de leer sus obras.

Es una extraña experiencia leer a un conocido, a un amigo. Por un lado, es difícil evitar pensar en la persona, en el escritor, e intentar entender cómo se salva la distancia que suele mediar entre la persona que conocemos y el texto que estamos leyendo. Por otra parte, nuestros mecanismos de juicio y crítica se ven afectados por la proximidad, ya sea para hacerlos más laxos y complacientes o, por el contrario, para tornarlos más críticos, quizá con el íntimo e inconfensable convencimiento de que esa persona que tan próxima tenemos, no puede ser un "verdadero" escritor.

Sea como fuere, se lee diferente a un conocido, a un amigo, que a un escritor desconocido y, eventualmente, popular.

En estos días, estoy leyendo una de esas lecturas amigas, una novela a cuya autora conozco, bien que no profundamente. Y tengo en "lista de espera" un par de libros de poemas en parecidas circunstancias.

Y he pensado que, sin entrar a saco en las reseñas de libros leídos, sí podría tener sentido comentar de vez en cuando esas lecturas de autores cercanos para mi, pero quizá no para el gran público. De alguna forma, y aunque sería una práctica nueva en este blog, no dejaría de tener ese carácter personal que muchos blogs tienen y que busco en los míos.

Así que, en las próximas semanas, a medida que termine alguno de esos libros, ensayaré a reseñar "Lecturas amigas" (así las llamaré)en que comente a algunos libros y autores próximos, cercanos, amigos.

Espero que os interese.

domingo, 29 de noviembre de 2009

Maslow y la salud mental de los personajes literarios

Abraham Maslow fue un psicólogo americano de gran influencia en la psicología posterior y cuyas enseñanzas se encuentran de plena actualidad aún hoy en día, muy especialmente su conocida teoría de la jerarquía de las necesidades. Su enfoque de la psicología era muy positivo y humanista. En concreto, uno de sus puntos de partida y de sus propuestas originales fue, en lugar de analizar a pacientes, a individuos enfermos, intentar sacar conclusiones a partir de todo lo contrario, de una muestra de personas sanas y autorrealizadas.

Estoy actualmente leyendo "Motivación y personalidad", una de sus obras más importantes. En dicho libro describe un experimento en que buscaba estudiar la salud mental, precisamente, en personas sanas y autorrealizadas. Fue un experimento sólo cuasi-científico y, en ese sentido, por ejemplo, parte de la muestra procedía de amigos y conocidos y otra parte de personajes históricos.

Lo curioso, y la motivación para este post, es que también consideró utilizar personajes literarios...pero dicho planteamiento resultó fallido. Maslow nos lo cuenta, aunque de una forma un tanto velada:

"También esperábamos que se pudieran utilizar para las demostraciones los personajes creados por novelistas y dramaturgos, pero ninguno resultó utilizable en nuestra cultura y nuestra época (lo cual era en sí mismo un hallazgo que daba qué pensar".

Más adelante, y cuando describe algunas de las características de estas personas sanas y autorrealizadas nos habla de las imperfecciones que muestran estas personas. Pero, de nuevo, vuelve a traer a colación lo literario cuando afirma:

"El error corriente que cometen novelistas, poetas y ensayistas sobre los buenos seres humanos es presentarlos tan buenos que parecen caricaturas, de forma que a nadie le gustaría parecerse a ellos".

Y continúa unas líneas más adelante:

"Yo creo que la mayoría de los novelistas que han intentado retratar a la gente buena (sana) hacían este tipo de cosas, metiéndolos en camisas ajustadas o convirtiéndolos en marionetas, o haciendo proyecciones irreales de ideales no verdaderos, en vez de dejarlos ser los individuos vigorosos, de corazón, lo fuertes que realmente son ".

¿ Cuánto hay de razón en lo que afirma Maslow ? ¿ Es cierto que los escritores no han sabido crear tipos creíbles de personas sanas y autorrealizadas ? ¿ Es que sólo han sabido dibujar a personas con problemas, mentalmente desequilibradas o insanas ? ¿ Es que cuando nos describen a personas positivas e idealistas sólo saben crear caricaturas poco creíbles ?

¿ Tendrá todo esto algo que ver con ese gusto por lo sombrío que ya mencionábamos en algún post anterior?

Maslow no era literato, pero una advertencia suya sobre los tipos psicológicos de los personajes literarios, creo que bien vale una reflexión.

sábado, 21 de noviembre de 2009

La literatura y el estrés

Una de los placeres que conlleva para mi la literatura es esa cierta desconexión del mundo real para dejarse llevar a un mundo diferente, a otros historias, otras sensaciones y otros sentimientos, ese volar con el espíritu libre hacia una experiencias, ficticias muchas veces, pero posibles. Es una actividad en parte lúdica, en parte espiritual, pero siempre con tendencia a elevarnos y trascender, en cierto modo, las ataduras de nuestras circunstancias y nuestro día a día.

El estrés, esa temible pandemia de los siglos XX y XXI en el Occidente del supuesto bienestar, es, por otro lado, una fuerza que ata y comprime a la tarea necesaria y urgente, que reduce, que ancla, que encoge nuestro ánimo, nuestro espíritu, nuestra creatividad, nuestra capacidad de volar.

Para mi, últimamente muy sufridor de la pandemia, ha habido épocas en que he sentido de una forma casi física, cómo la lectura actuaba de válvula de escape, he sentido como se reducía la tensión, como se liberaba la mente al leer un poema. He vivido la reducción de revoluciones que suponía tumbarse en la cama a leer una buena novela en el inicio de un prometedor fin de semana.

Sin embargo, últimamente la enfermedad se ha agudizado tanto que ya no siempre responde al tratamiento. A veces, la sensación de estrés es tan aguda que la mente se niega a fijarse en lo leido, y mucho menos a escribir y crear. Se escapa al inframundo de la tensión y los problemas incapaz de volar por cielos azules.

A lo mejor, si la enfermedad se ha agudizado, el diagnóstico no es que el tratamiento haya fallado. A lo mejor, contra el estrés, lo que debo hacer es aumentar la dosis de literatura.

martes, 10 de noviembre de 2009

Translúcido

Corro con este post el riesgo de ser repetitivo. Seguramente lo soy. Pero cuando la idea que uno tiene en la cabeza encuentra su afortunada expresión en las palabras de una autoridad en la materia, es difícil evitar el traer la cita a colación y, de alguna manera, y no sin una cierta satisfacción, hacer constar una especie de "Ya te lo había dicho" en forma de reseña de lo que otro ha explicado.

Es un tema recurrente en este blog, porque es un tema recurrente en mis gustos literarios, el abogar por una literatura insinuante, que mantenga zonas en sombra, no del todo explicadas sino esbozadas, apuntadas.

Hace ya muchos años, el escritor chileno José Donoso decía, hablando de su novela "Casa de campo", lo siguiente:

"No me gustaría...que fuese leída como una colección de signos fácilmente reemplazables por los significados que señalan. Me gustaría pensar que funciona como un cuerpo translúcido, no transparente; que el objeto literario permanezca interponiéndose delante y cubriendo lo que indudablemente está detrás."

No puedo decir que esa sea la forma en que deba ser la literatura...pero sí que a mi me gusta así...Y siento repetirme...

Artículos relacionados

domingo, 1 de noviembre de 2009

Premios y olvidos

Hace unos días, la academia sueca nos sorprendió con la concesión del Premio Nobel de literatura a la semidesconocida escritora Herta Müller. Este fin de semana he repasado los diversos ganadores de los premios Nobel, así como de otros afamados premios literarios como el premio Planeta o el Nadal. Repaso años y nombres y me encuentro de todo: autores consagrados, reconocidos, de gran éxito, junto con escritores desconocidos, olvidados, ignorados.

¿ Cuánta gente ha leído, reconoce siquiera, los nombres de Elfriede Jelinek, Seamus Heaney o Wole Soyinka, ganadores todos ellos del Nobel en 2004, 1995 y 1986 respectivamente ? ¿ A cuánta gente les suenan los nombres de Xavier Benguerel o Jesús Zárate, ganadores del Planeta en 1974 y 1972 ? ¿ Y José Félix Tapia o Sebastián Juan Arbó que obtuvieron el Nadal sucediendo, nada más y nada menos, que a Miguel Delibes y a Carmen Laforet ?

¿ Por qué unos autores y unos libros se encumbran y otros caen en el olvido ?

Quizá los jurados o los mecanismos de elección de ganadores no sean infalibles y a veces yerren en sus fallos. Tal vez, a veces se dejen llevar por modas y tendencias que luego se demuestran efímeras. Quizá es que la calidad no siempre encuentre acogida en el público y los otrora brillantes ganadores caigan en el ostracismo fruto, únicamente, de su incapacidad para generar ventas de libros. Quizá es el propio marketing el que ha fallado en la labor de promocionar a unos autores y unos libros que, a priori, deberían ser candidatos a ocupar lugares preeminentes en los lineales de las librerías.

A lo mejor es que los conceptos de calidad y éxito son tan elusivos, tan inaprensibles, que es vana la idea de intentar designar qué va a estar llamado a la inmortalidad y qué está destinado al olvido.

sábado, 24 de octubre de 2009

El balcón

Otro acertado comentario de Carmen Martín Gaite allá por 1978:

"El deseo de asomarnos a vidas ajenas es uno de los gérmenes más importantes de la narración"

¿ No es, en efecto, esa posibilidad de vivir otras vidas, de observarlas desde la distancia, uno de los atractivos de la lectura ? ¿ No es lo que la convierte en una inocua fuente de experiencia y conocimiento ?

¿ No es, incluso, un aliciente para la escritura esa potencialidad de recrear vidas posibles, o mundos posibles como dicen los teóricos ? ¿ No es una forma de ensayar, sin daño, posibilidades, cursos de acción, comportamientos ?

La narrativa puede ser un balcón: nos permite asomarnos a otras vidas...pero protegidos por la distancia e impunidad que nos confiere el conocer que se trata de una ficción o, en el peor de los casos, la seguridad de no tener que interaccionar realmente con los personajes y la historia.

domingo, 18 de octubre de 2009

El dudoso prestigio de lo abstruso

Voy leyendo, poco a poco, la obra 'Tirando del hilo' que recoge artículos de Carmen Martín Gaite y, en concreto, me encuentro un artículo publicado en Diario 16 en septiembre de 1978, en que afirmaba lo siguiente:

"El prestigio de las "élites" modernas se apoya sustancialmente en la apología de lo abstruso, es decir, en una hipervaloración de la dificultad que la obra literaria presenta para ser descifrada por aquellos a quienes presuntamente va dirigido el enrevesado mensaje".

No se queda ahí, y continua:

"lo curioso es que este prestigio del escritor ... se edifica gracias a la complicidad y papanatería del propio lector a quien olímpicamente se desprecia."

y remata afirmando, acerca del lector de "novedades" que:

"acaba sospechando que que si no entiende lo que lee debe de ser porque es muy bueno"

Han pasado más de treinta años desde este artículo y, sin embargo, probablemente podría volver a ser publicado hoy día sin apenas enmienda y continuaría siendo plenamente actual. Porque ¿ no es cierto que muchas veces concedemos el beneficio del prestigio a todo lo complejo y que no entendemos ? ¿ No es cierto que adoptamos una cierta sumisión intelectual reconociendo como bueno lo que nos resulta incomprensible ? Y, sin embargo, ¿ no es menos cierto que la literatura, en sentido amplio, pretende comunicar ? y ¿ qué comunicación existe cuando el receptor no entiende ?

Es cierto, también, que no todos los publicos son iguales. Es cierto, también, que hay niveles y niveles de cultura y preparación. Es cierto, también, que algunas obras pueden no ir dirigidas a cualquier tipo de público. Incluso es cierto, también, que, en algún caso, el escritor puede haber creado una obra para sí mismo.

Sin embargo, en ningún caso podemos afirmar que lo abstruso es bueno 'per se', que la complejidad es un valor. En ningún caso el abstrusismo es un mérito en sí mismo.

Puestos a conceder mérito, quizá, en la literatura como en el circo, el verdadero mérito esté en hacer parecer fácil lo difícil.

lunes, 12 de octubre de 2009

Lo sombrío

Repaso mentalmente el contenido de mis últimas lecturas, hago censo de títulos y me encuentro cosas como 'Desgracia', 'Los espectros' o 'La música del hambre'. Existe un predominio acusado de lo sombrío, de lo desgraciado, de lo terrible. Ni es mi carácter ni siempre la temática es la misma, pero es cierto que en mis lecturas, puede que en la literatura en general, abunda ese tratamiento de los lados oscuros de la existencia: la soledad, la muerte, la miseria, la locura.

Siempre me ha llamado la atención el hecho de que parezca más literario el lado triste y sombrío de la humanidad que su lado alegre, optimista y enérgico.

¿ Por qué ? No lo sé. Quizá porque toda historia necesita un conflicto que resolver y los conflictos suelen surgir de entre lo sombrío, o quizá porque, como nos sugería Juan José Millás este verano, la literatura actúa a modo de bisturí, abriendo y cauterizando heridas. Tal vez, siguiendo el símil médico, la lectura sombría actúa a modo de mecanismo preventivo, ayudando a reconocer los síntomas y a evitarlos, vacunando contra la devastación.

A lo mejor es todo más sencillo y, simplemente, y mientras se limite a las páginas de un libro, la sombra sea bella...

sábado, 26 de septiembre de 2009

Mil libros por leer

Este verano se me ocurrió preguntarme cuántos libros es posible que lea en lo que me que me pueda quedar de existencia, cuánta lectura me puede restar por disfrutar.

Me centré en la lectura de ficción, en la literatura por excelencia, apartando ensayos y lecturas profesionales, y me hice unas rápidas hipótesis. Lo que ese análisis fugaz me indica es que, suponiendo un ritmo de lectura similar al que he mantenido en los cinco últimos años, y con una estimación de esperanza de vida algo conservadora, el número de libros que me queda por leer se recoge en una cifra muy redonda: mil, mil libros.

Hace unos minutos he hecho un recuento rápido y aproximado de los libros de ficción leídos hasta la fecha. Y la cifra es también bastante redonda: aproximadamente quinientos.

Comparando ambas cifras, puedo pensar que me queda muchísimo por leer y descubrir, que apenas he leído una tercera parte de mis lecturas potenciales. Y esto no deja de ser una perspectiva agradable.

Sin embargo, cuando pienso en lo que son mil libros, comparados con toda la riqueza de la literatura universal; cuando pienso en cuántos autores aún no he leído, cuántas obras maestras no han pasado aún por mis manos; cuando imagino cuantos nuevos escritores y cuántas nuevas joyas literarias pueden sumarse a esta larga lista de libros que sería interesante leer ... debo forzosamente concluir que mil libros son muy pocos, que apenas me dará tiempo a disfrutar de un mínimo conjunto de lo que las letras nos ofrecen, que siempre será mucho más lo pendiente que lo leído.

Y esto constituye un acicate para ser selectivo en el proceso de decidir libros y lecturas, en escoger escritores y obras. Y también un aldabonazo, una llamada a prestar atención y dar valor a cada lectura que efectúe por lo que de escaso y precioso tiene ese acto de leer.

Probablemente, dentro de un rato continúe con la novela que tengo entre manos. Y le prestaré atención, mucha atención, porque cuando acabe con ella, sólo me quedarán, aproximadamente, novecientos noventa y nueve libros por leer.

domingo, 20 de septiembre de 2009

El placer y el riesgo de descubrir

El placer fundamental que nos proporciona la literatura, en tanto que lectores, es la lectura en sí, el sumergimieniento en mundos, ideas y formas. Sin embargo, existen muchos otros placeres colaterales, anejos a ese placer principal.

Uno de ellos es el de la búsqueda, la selección de las nuevas lecturas. Y una parte particularmente interesante y placentera de esa búsqueda, es el descubrimiento de nuevos autores, la experimentación, el riesgo de dedicar tiempo a un escritor del que sabemos poco o nada y que, sin embargo, en un momento dado nos atrae, nos invita, nos tienta.

En mi selección de lecturas paso épocas de conservadurismo en que sólo acudo a autores consagrados o conocidos, autores a los que ya he leído o que me han sido fuertemente recomendados por fuentes dignas de confianza. Pero junto a éstas, aparecen épocas de experimentación, de seleccionar a escritores de los que no he oído hablar, libros que no conozco hasta que los veo en un escaparate, en un estante. Una lectura a la contraportada o a la solapa, un título atrayente, puede que hasta el mismo aspecto del libro...elementos superficiales, secundarios, unidos a una cierta intuición, quizá a una experiencia de lector ya avezado me guían, o quizá sólo me empujan a una probatura, a un experimento, a un descubrimiento.

Hay un riesgo inherente, una posibilidad de decepciones, de pérdidas de tiempo, pero hay también un placer profundo en ese descubrimiento, en ese rescate de autores perdidos o reconocimiento de escritores nuevos.

Que nunca desaparezca esa curiosidad.

domingo, 13 de septiembre de 2009

Cuestión de detalle

Hace unas semanas, mientras leía la novela Anna Karenina, me dió por fijarme en un aspecto muy concreto, en un detalle ¿ sin importancia ? de la misma: perdida entre las tantas y tantas peripecias y acciones como aparecen en la novela, se nos habla de una partida de caza. Y en esa partida de caza, a uno de los asistentes se le dispara accidentalmente el arma... afortunadamente sin consecuecias. Tolstoi dedica al incidente del arma un párrafo, digamos que unas cinco o seis líneas.

Ayer mismo, mientras leía 'En el café de la juventud perdida' de Patrick Modiano, me fije en un momento en que dos de los dos protagonistas, Louki y Roland, están paseando y no recuerdo muy bien de qué forma, pero aparece un perro en escena. Sólo se dedica a la mención del perro una línea o dos y no tiene ninguna influencia (creo) en la historia.

Y se me ocurre preguntarme qué sentido tienen esos detalles. ¿ Por qué el escritor nos menciona aspectos aparentemente sin importancia ? ¿ Es un recurso para recrear un ambiente ? ¿ Es una forma de hacer creíbles las historias, de darles un tono realista ? ¿ Son experiencias del propio autor que, por el motivo que sea, desea plasmar en el papel ? ¿ Es simplemente que el narrador se deja llevar y escribe lo que se le ocurre ? ¿ O es que hay significados ocultos y esos detalles, en apariencia triviales, no lo son tanto ?

La verdad es que no lo sé pero creo que posiblemente haya explicaciones diversas para detalles diversos, detalles intencionados y no intencionados, detalles relevantes e irrelevantes, con función y sin función en la historia.

Es difícil saberlo sin entrar en detalles...

lunes, 31 de agosto de 2009

Encender el fuego

Decía Henry James:

"Mientras haya un asunto que tratar, dependerá enteramente del tratamiento el que vuelva a encenderse el fuego"

No parecen existir, pues, temas intrínsecamente buenos o intrínsecamente malos, argumentos válidos o inválidos, sino elaboración, tratamiento... Parece una defensa del quehacer literario y una loa del mismo. Es la tecnica y el arte del escritor los que sirven de combustible, los que inflaman un tema para convertirlo en atractivo, valioso, apasionante.

miércoles, 26 de agosto de 2009

Crítica literaria: ¿ estímulo o intimidación ?

Leo en la contraportada e introducción del libro "Tirando del hilo", la siguiente afirmación de Carmen Martín Gaite:

"La crítica literaria no es nada si no estimula, aficiona e invita a leer"

Aunque no estoy seguro de la total veracidad de esta afirmación, como lector espero que la crítica literaria me anime a entender las lecturas y su contexto, a descubrir nuevos tesoros...a empujarme a leer con mayor conocimiento y placer.

Entiendo, claro, también su papel de investigación, de análisis profundo, de búsqueda de teorías...

Pero en ese papel investigador, especializado y erudito, es posibe que la crítica literaria, recreada en sí misma, asuste, intimide, provoque aversión y pueda así perder un poco su norte...que no deja de ser, creo, entender a escritos y escritores, como paso previo y estímulo para una más placentera y fructífera lectura.

Quizá a eso se refería Martín Gaite.

sábado, 22 de agosto de 2009

Los límites de la interpretación y la exégesis

Hace ya bastantes años, leí una viñeta cómica en que un pintor modernillo le decía a un amigo una frase algo así como: "tengo ganas de que salgan las críticas de mis cuadros para saber qué es lo que significan".

Ayer leía en la inmortal obra "Anna Karenina" el pensamiento que Tolstoi pone en la cabeza del pintor Mijaílov, uno de los personajes:

"A sus críticos les reconocía una profundidad de análisis de la que él mismo carecía, y esperaba con ansiedad que descubriesen en su cuadro aspectos que él todavía no había vislumbrado. Y frecuentemente ocurría así"

...que viene a ser una expresión anterior, más literaria y menos irónica que la de la viñeta cómica.

Hace unas semanas, y en un ámbito completamente ajeno al literario, durante una explicación de la técnica de desarrollo profesional denominada evaluación 360 grados, un ponente nos decía que los demás pueden descubrir en nosotros comportamientos, positivos y negativos, de lo que nosotros mismos no somos conscientes.

Y uniendo todas esas impresiones dispersas, y trasladándolas al ámbito literario, se me ocurre preguntarme hasta dónde puede llegar el papel analítico y revelador de la crítica artística y, específicamente, literaria. ¿ Es cierto que un crítico puede descubrir aspectos interesantes o valiosos de una obra, aspectos de los que ni el propio autor es consciente ? ¿ O son las críticas alambicadas poco más que un ejercicio vacío de erudición y palabrería ? ¿ Pueden actuar las obras literarias a modo de ojo de cerradura por el que el crítico sagaz puede espíar y descubrir nuevos secretos, nuevas luces, quizá ocultas en el alma y la intención del artista ?

Probablemente, y como suele suceder, haya un poco de todo: mucha crítica vacía, muchas interpretaciones arriesgadas o sin sentido, mucha palabrería huera, pero tambien es posible que, como en esas evaluaciones 360 grados, los críticos y los lectores lectores puedan descubrir en una obra aspectos o interpretaciones de los que ni el propio escritor era plenamente consciente ... y eso resulte muy enriquecedor.

sábado, 15 de agosto de 2009

La realidad como fuente de inspiración

Decía el insigne Stefan Zweig a propósito de Lev Tolstoi:

"Aquel que ve claramente, no necesita inventar; el que contempla poéticamente, novelescamente, no necesita fantasear. Tolstoi ha mirado con sus sentidos durante toda la vida y luego ha plasmado lo que ha visto. No conoce el ensueño, sino la realidad".

(tomado de la introducción de Josefina Pérez Sacristán a la novela 'Anna Karénina' en la edición de 2008 de Cátedra - Letras Universales)

Una de las cualidades del escritor debe ser, creo, la capacidad de observación de su entorno, con una mirada profunda, incisiva, reveladora. Ese mirar poético y novelesco, como dice Zweig, permite descubrir historias, relatos, poesías, novelas, en el propio entorno, en la propia realidad que nos rodea. No hace falta ir más lejos...

domingo, 9 de agosto de 2009

Más terapia literaria

Parece como si últimamente me persiguiese, en los textos que leo, el papel terapéutico de la literatura.

Lo observé en la novela 'El mundo' de Juan José Millás y lo traje a este blog en el artículo El bisturí.

Lo creí percibir, no obvio, pero sí como una motivación entre líneas, en los versos de Idea Vilariño y lo propuse como una explicación en el artículo Renuncia.

Y ahora, se me aparece de nuevo, muy explícito, en un poema de Carlos Marzal. El título ya no deja lugar a dudas. Se titula 'Sanación'. Este es el poema:

"Me curo de vivir en lo que escribo
y en lo que vivo sano de escribir.
Son dos fervores
y una misma dolencia.
Me prescribo palabras
                                      mi narcótico:
sin ellas, mi no-mismo
                                      está enfermo de mí.

La alegría, si no escribo alegría, no es perfecta,
y cuando ya lo he escrito, se me brinda
la realidad, alegre, para el brindis.
Parece, por tan pura,
pura superstición pero yo expío
no sé bien nunca qué,
                                      pago una deuda
que contraje en mis sueños.
                                      Soy dichoso,
con la dicha infantil del absoluto,
si el ángel de un poema se me anuncia.

Cuando llegan las nubes me repito:
no han llegado las nubes. Y no llegan.
Cuando busco la lluvia, me aconsejo:
la luvia ya está aquí, y aunque no llueve
me mojo con la lluvia.
                                      Me persuado
de que cumplo en mi vida, con la vida,
si advienen las palabras.

Se vive de ilusión.

Curo con tal que escriba que me curo.

Mi no-mismo y mi yo son mis ilusos.
"

viernes, 7 de agosto de 2009

Un toque de humor de Catherine O'Flynn

Traigo a colación una frase de la novela 'Lo que perdimos' de Catherine O'Flynn, una frase que, en la novela, la protagonista, Kate Meaney, ve escrito en un cartel delante de una casa. Dice así:

"El perro es lo de menos: cuidado con la mujer"

No es que sea profunda. No es que sea brillante. Es, simplemente, que me ha hecho mucha gracia...

jueves, 6 de agosto de 2009

Renuncia

Los estados de ánimo depresivos, con fuerte carga introspectiva y con tentaciones de abandono, de renuncia, son pasto frecuente de la creación literaria, especialmente de la poética. El motivo podría tener que ver con esa función de
bisturí, de apertura y cauterización de heridas que veíamos en un post anterior.

Sea como fuere, he querido traer a este sitio, el siguiente poema de Idea Vilariño, una poeta especialmente amarga y desolada:

Ya no tengo
no quiero
tener ya más preguntas
ya no tengo
no quiero
tener ya más respuestas.
Tendría que sentarme en un banquito
y esperar que termine.

martes, 4 de agosto de 2009

Humedades y goteras

"A veces, en las novelas se filtran fragmentos de realidad que dejan manchas de humedad , como una gotera en la pared de una habitación."

Juan José Millás
'El mundo'

De nuevo Juan José Millás, en esta ocasión tocando un tema casi tópico: ¿ Hasta qué punto influye la biografía del autor, sus experiencias y sus ideas en el contenido de las novelas que escribe?

Creo, y no me parece ser original en esta opinión, que siempre hay algo del autor en su obra. A veces son detalles, otras una parte sustancial de la historia; a veces sólo la óptica o la forma de enfocar el conflicto, otras, es la propia vida del autor la que late en sus novelas; a veces pequeñas humedades, a veces grandes goteras...

domingo, 2 de agosto de 2009

El bisturí

"Cuando escribo a mano..., creo que me parezco un poco a mi padre en el acto de probar el bisturí eléctrico, pues la escritura abre y cauteriza a un tiempo las heridas"

Juan José Millás
'El mundo'

Así lo expresa Juan José Millás al principio de su novela 'El mundo'. Una idea que me llamó la atención nada más leerla. Finalizada la novela, veo que estuve certero a la hora de identificarla como clave, pues el propio Millás vuelve a ella repetidamente como uno de los leit-motiv de esa novela y, por ende, de su planteamiento literario.

Y es que, en efecto, uno de las funciones de la literatura es explorar problemas, conflictos...heridas...y en muchos casos servir como un mecanismo para procesarlas, asumirlas...cauterizarlas.

Y si esa función se puede cumplir para un lector... ¡ qué no puede significar para un escritor que hable desde su corazón, desde sus ideas, desde sus sentimientos ! ¿ Cuántas heridas no se encontrarán en las páginas de los libros y cuántas de ellas no habrán sido, al menos parcialmente, cauterizadas, por el mero hecho de hacerse palabra escrita ?

jueves, 30 de julio de 2009

Vientos del Este

No sé si son impresiones mías, o si es cierto, pero noto un fuerte resurgir de la literatura del Este.

No me refiero especialmente a los clásicos rusos. No hablo de los Tolstoi, Dostoyevski, Turguéniev, Gogol o Chéjov...por citar algunos muy relevantes. Estos nos han acompañado más o menos siempre...

Me refiero, más bien, al descubrimiento de otros autores algo posteriores y que conocía menos, o desconocía totalmente, como Bulgákov, Márai, Grossman, Kértesz, Tsvietáieva... e, incluso, alguno completamente actual como Varlámov.

En algún caso puede que sea simplemente un descubrimiento por mi parte, pero se me hace que es algo más que eso. Tengo la impresión de que muchos autores del Este están siendo descubiertos por el público occidental tras la caída del telón de acero. Tesoros literarios antaño arrinconados, ocultos, olvidados, tapados...que ahora salen poco a poco a la luz. En este sentido me parece una fantástica labor la hecha por editoriales como Salamandra, Galaxia Gutenberg o, muy especialmente, Acantilado, que nos descubren y acercan estas joyas.

Debo reconocer que me gusta la literatura del Este en general, y la rusa en particular. Curiosamente, conecto mucho mejor con estos autores que con, por ejemplo, franceses, ingleses o americanos. Me gusta su estilo, su mentalidad, su profundidad, su humanidad... No sé, me gustan.

Sean bienvenidos, pues, estas tendencias, estos influjos, estos, sorprendentemente cálidos vientos del Este.

jueves, 23 de julio de 2009

Tsvietáieva y las preguntas (y III): incomprensión

"...en los versos, como en los sentimientos, sólo la pregunta genera la incomprensión, arrancando la imagen de su condición de hecho. Cuando...no preguntaba, yo entendía maravillosamente, es decir, no pensaba en entender, simplemente veía. Para mi fortuna...no siempre preguntaba, y algunos versos seguían siendo comprensibles."

Marina Tsvietáieva
'Mi Pushkin'

Tercera, y última, interpretación. Si cuando hablábamos de mayéutica la pregunta era un vehículo para el conocimiento, ahora lo es para la incomprensión. Y es que hay conocimientos inefables, aquellos que son con frecuencia el terreno natural de la poesía. Y cuando, a pesar de esa condición inefable, el poeta consigue un frágil equilibrio de palabras e imágenes, capaces de aprehender lo inefable, la pregunta no es fecunda sino destructora y no genera conocimiento sino incomprensión.

martes, 21 de julio de 2009

Tsvietáieva y las preguntas (II): enigma

"...las preguntas en los versos son un recurso que provoca irritación, aunque sólo sea porque cada uno de los "¿por qué?" exige y presagia un "porque", y esto debilita el valor de todo el proceso... La continua pregunta convierte el poema en un enigma y en un problema por resolver, y si cada poema es, en sí, un enigma y un problema, no es el enigma para el cual ya existe una clave, ni el problema para el cual ya hay una respuesta."

Marina Tsvietáieva
'Mi Pushkin'

Segunda interpretación. Ahora la pregunta es irritante, algo que desplaza la atención del lector hacia un problema por resolver...problema que no es el verdadero problema, pues para el verdadero problema no hay solución...

domingo, 19 de julio de 2009

Tsvietáieva y las preguntas (I): mayéutica

"Si en aquel entonces yo hubiera creído sus preguntas , habría pensado que él no sabía nada, habría podido pensar que el poeta es, de entre toda la gente, el que menos sabe, ya que ... me preguntaba. Pero ... percibía que era algo hecho con intención, que el no preguntaba, sino que sabía... y ... yo veia los versos, verso a verso, como podía, a mi manera, los veía... le debo visiones inolvidables."

Marina Tsvietáieva
'Mi Pushkin'

Primera interpretación de las preguntas en la literatura y en la poesía. La pregunta como indicio, como estímulo, como guía para que el lector encuentre la verdad...o, mejor, su verdad. Algo así como una mayéutica escrita, una mayéutica poética...

jueves, 25 de junio de 2009

¿ Quién dice la verdad ?

"La filosofía parece ocuparse sólo de la verdad, pero quizá no diga más que fantasías, y la literatura parece ocuparse sólo de fantasías, pero quizá diga la verdad"

Antonio Tabucchi
'Sostiene Pereira'

Aparentemente paradójica...pero quizá de una gran agudeza la frase del tío de Pereira, el personaje de Tabucchi.

¿ No ha sucedido que la filosofía, a medida que, a lo largo de la historia, ha ido descargando en las ciencias gran parte de su misión explicativa de la realidad, a medida que ha ido abandonando la lógica y la observación de la naturaleza, a medida que se ha ido recogiendo en la metafísica y la ética, que, en esa medida, haya ido perdiendo contacto con la realidad y se haya ido acercando al mundo de la fantasía, una fantasía, eso si, cognitiva y erudita ?

Por el contrario, la literatura, que no abdica de la ficción pero que tanto debe a la observación del ser humano, a la descripción de comportamientos y contradicciones, a la introspección profunda...¿ no nos acerca, bien que no de forma absoluta, a la verdad ?

¿ No es la literatura más pedagógica y no nos da más pistas sobre nosotros mismos y sobre la naturaleza del ser humano que las alambicadas teorías filosóficas ?

¿ Es que la literatura nos acerca más a la verdad o es sólo que es más inteligible ?

sábado, 20 de junio de 2009

Un mundo de posibilidades en nuestras manos

¿ No percibís como un momento especial ese en que uno inicia un libro nuevo ?

Un libro cuya lectura se encuentra avanzada es como un amigo, como un compañero al que conocemos y entendemos, con el que, serenos, recorremos juntos un camino.

El final de un libro se encuentra dominado por una especie de frenesí que nos impulsa desbocados a averiguar dónde termina la historia, qué ocurre con los personajes, en qué acaba la trama. Es un placer teñido de tensión y ansiedad.

Sin embargo, el momento de iniciar la lectura de un nuevo libro es especial de otro modo. Un libro nuevo es un regalo de incertidumbres, un cúmulo de promesas.

Es la esperanza de encontrar una historia que nos inunde y emocione, que nos atrape y cautive. Es una dulce inquietud, expectante ante la magia a punto de envolvernos, ante las fantasías que van desplegarse desde las páginas que sostenemos.

Un nuevo libro es un mundo de posibilidades en nuestras manos.