martes, 31 de diciembre de 2013

Los libros de 2013

Se ha repetido en este año 2013 el mismo patrón de 'conducta lectora' por mi parte que en 2012, es decir, una desgraciada, y espero que transitoria, caída en el volumen de lecturas de ficción, a cambio de un relativo incremento en la lectura de ensayo de todo tipo. Y una lectura de ficción que se centra en la narrativa con sólo escasas incursiones, siempre veraniegas, en la poesía.

Al volver la vista atrás, quizá me gustaría que fuese de otro modo, que pudiese hablar de un mayor número de lecturas y más presencia poética y sobre todo de ensayo en el área de humanidades...pero muchos son los intereses y comparativamente escaso el tiempo, así que no cabe lamentarse sino sólo disfrutar de lo leído y, ya que hoy cerramos el año, hacer un balance.

NARRATIVA

En el apartado de narrativa me he decantado sobre todo por novela corta (o al menos no muy larga) y alternando algún autor clásico (como Pío Baroja), con otros consagrados (como Aljandro Gándara o Julio Llamazares) y algún experimento (José María Hernández, o Jérôme Ferrari).

Estas son mis lecturas de narrativa en el año que termina:
En la austera lista que antecede, sin encontrar ningún libro inolvidable (a lo mejor me estoy volviendo muy exigente o poco sensible), sí hay, creo, un buen nivel medio y obras descatacables. Puestos a elegir el libro del año, creo que me quedaría, curiosamente, con el primero que leí 'El sentido de un final' de Julian Barnes, una obra difícil de calificar, entre la novela, el ensayo y la memoria, pero muy profunda e interesante. Aparte de éste, me permitiría, algo así como dos premios de consolación a 'El sermón de la caída de Roma' de Jérôme Ferrari, obra dura y compleja, y a 'Las puertas de la noche' de Alejando Gándara.

Reconozco que, aunque notablemente menos profundos, también disfruté bastante com 'María Bonita' de Ignacio Martínez de Pisón y 'La vida cuando era nuestra' de Marian Izaguirre.

POESÍA

En este género, sólo dos escuetas aportaciones:
La primera me agradó bastante, sin entusiasmarme...y la segunda, con todos los respetos al poeta consagrado, me decepcionó mucho.

ENSAYO

En el apartado de ensayo, sí que me encuentro bastante fuerte. Eso sí, los ensayos que leo, aunque tocan aspectos de humanidades, especialmente elementos de psicología y sociología, se centran más en temas de tecnología, negocio digital, sociedad digital, etc por lo que casi prefiero comentarlos al margen de este blog y remitir al lector interesado a otros de mis blogs, Blue Chip, dedicado precisamente al mundo de la empresa, la economía, el negocio y la sociedad digitales donde se pueden conocer mis lecturas de 2013 en ese campo.


***


Y con este post cierro, en cierto sentido, mi año literario. Para el que viene, aparte de desearme, y desearos, muchas y buenas lecturas, me guardo algún proyecto aún en tierno estado de concepción, tanto para este blog como para mi actividad literaria. A ver si 2014 es propicio...

¡¡¡ Feliz año !!!

domingo, 15 de septiembre de 2013

300... libros

Ayer Sábado 14 de Septiembre publicaba en Mundo Azul (www.ignaciogavilan.com), mi página personal, la reseña de 'Sobre los ángeles' de Rafael Alberti.

No se trata de un libro realmente especial para mi, no se trata de un libro que haya disfrutado especialmente o que recomendaría, sino más bien todo lo contrario,...pero se trata del libro que hace el número 300 en la sección de literatura de dicha página, que viene a querer decir el número 300 de los libros de ficción leídos desde que, en Diciembre de 2005, lancé mi página personal en Internet, y momento en que comencé a publicar reseñas de todos, absolutamente todos, los libros que he leído desde ese momento.

Estos 300 libros de ficción (narrativa, poesía, teatro) se suman a los 31 libros sobre temas de tecnología, 82 sobre temas variados de empresa (estrategia, marketing, operaciones, liderazgo, etc) y 40 en el área de humanidades (psicología, sociología, teoría literaria, etc).

300 libros de ficción, 453 libros en total, leídos en poco menos de 8 años, en 93 meses, en unas 380 semanas (este último dato es sólo aproximado, no lo he comprobado).

Teniendo en cuenta que el periodo transcurrido desde el lanzamiento, esto supone que, desde entonces, he leído a ritmo de algo más de tres (3,23) libros de ficción al mes, poco menos de un libro a la semana, pero casi cinco (4,87) libros leídos al mes si incluyo todos aquellos de no ficción lo que completa la cifra, ahora sí, de algo más de un libro semanal.

¿Es mucho? ¿Es poco?

¡Quien sabe!

Seguro que se trata de una cifra muy, muy por encima de la media nacional...pero probablemente apreciablemente por debajo de las marcas que pueden conseguir los 'auténticos' devoradores de libros.

Lo que no me cabe duda es del enriquecimiento que esta experiencia de lectura supone, de las perspectivas que me abren tantas y tan variadas obras, del aprendizaje implícito o explícito que supone, de las muchas horas de disfrute y desarrollo personales.

300 libros que, como los míticos 300, protegen una Esparta de intelectualidad y reflexión, de conocimiento y sensibilidad.  300 que, a a diferencia de los heroicos espartanos, no terminan en estas Termópilas sino que tendrán continuidad, espero, durante muchos años y muchas nuevas horas de ocio, estudio y disfrute.

domingo, 8 de septiembre de 2013

Lanier y los libros (II) - El libro como culminación y síntesis

La lectura de un libro consume en general un puñado de horas que se suelen distribuir a lo largo de varios días. Un puñado de horas y varios días constituyen una dedicación no despreciable pero, en cualquier caso, ligera, desproporcionadamente ligera con respecto al trabajo y dedicación del escritor. quien puede haber empleado probablemente meses, quizá años, en preparar y escribir ese libro.

Además, un libro recoge y expresa una intención, un pensamiento, una posición intelectual o vital que ha precisado de una maduración previa, la cual, a su vez, también ha necesitado un tiempo de reflexión y decantamiento.

Ese concepto de culminación de un pensamiento es por el que aboga Jaron Lanier al final de su libro 'Who owns the future?'

A book is not just a read, it is also a summit, a codification of a point of view.

Más aún, si el escritor ha puesto realmente su pensamiento y su corazón en lo que ha escrito, si realmente se ha volcado a sí mismo en su obra, el libro va mucho más allá de la concreción de una idea para pasar a convertirse en la síntesis de la personalidad del escritor, su misma esencia, su alma.

Citando de nuevo a Lanier:

A book isn't an artifact, but a sinthesis of a fully realizad individual personhood with human continuity.

Quizá este proceso maduración intelectual y emocional que un buen libro requiere, y esta entrega del alma en la obra es lo que hace a los grandes libros tan atractivos para los lectores... pero también tan exigentes para sus autores.

domingo, 1 de septiembre de 2013

Lanier y los libros (I) -El lector como héroe

No es Jaron Lanier un escritor en el sentido literario del término... aunque escribe libros. Pero su foco es la tecnología y la influencia en la sociedad, no la ficción, no la novela, el teatro o la poesía..

No obstante, tanto en la apertura como en el cierre de su última obra, 'Who owns the future?' hace dos comentarios que creo son aplicables al ámbito de la literatura.

El concepto que me llamo la atención en la apertura de su libro, y que ocupa este primer post de una serie de dos, es el de considerar al lector como un héroe. Ésta es la frase en concreto:

The very action of reading makes you the hero of the story I am telling.

Debo advertir que el sentido que probablemente le da Lanier es algo distinto al que un aficionado a la literatura, sin contexto, pueda interpretar. El libro de Lanier en que esta frase se enmarca analiza en muchos sentidos el impacto de lo digital en la sociedad, y uno de esos impactos es que las personas se acostumbran a obtener lo digital, muy especialmente los bienes culturales como pueden ser la música o los libros, de forma gratuita, en algunos casos mediante descargas o copias ilegales. Lanier propondrá un esquema de micropagos para los autores que no vaya en contra de un bajo precio para los consumidores finales. En ese sentido, el hecho de que un lector haya pagado, lo convierte en protagonista, en héroe, del modelo que Lanier propone.

No obstante, creo que se puede ir más allá y extender más allá lo heroico del lector, abarcar otros aspectos, quizá ser algo más romántico. 

¿No debe el escritor agradecer al lector que dedique su tiempo a leer la historia que el escritor ha producido? ¿No es un reconocimiento al escritor y su valía o, al menos, una oportunidad que el lector concede al escritor? ¿No es una suerte de regalo? Y, si además, el lector ha pagado, quizá no poco, por la obra que tiene en las manos... ¡Cuánto debe entonces el escritor al lector!

Tampoco nos confundamos. Existe un intercambio. El escritor ofrece su talento, sus ideas, su esfuerzo, su tiempo...

Pero a los escritores ya los admiramos.

¿Deben los escritores admirar a los lectores?

domingo, 18 de agosto de 2013

Multiplicando los mundos posibles

"En el mundo real las cosas suceden solo de una manera. En la ficción hay más margen: está lo que ocurre, lo que pudo ocurrir, lo que sospechamos que ocurrirá, incluso lo que deseamos que ocurra aunque parezca improbable."

Marian Izaguirre
'La vida cuando era nuestra'

Así se expresa uno de los personajes principales de la novela 'La vida cuando la vida era nuestra' de Marian Izaguirre. Se trata de Rose, una mujer madura y culta, amante de los libros y que también se ha atrevido con la escritura de unas memorias.

La afirmación de Rose recoge una cualidad maravillosa de la literatura de ficción, la apertura de posibilidades, las que explicita o insinúa el escritor...y las que puede añadir de su cosecha, y ya en su mente o en su corazón, el lector... o los miles o millones de lectores.

El escritor crea y propone un mundo posible... y los lectores los enriquecen con base en sus experiencias, su imaginación o sus sentimientos.

Es como una ramificación eterna de ecos y posibilidades, un multiplicar de ondas en las aguas de la ficción y la imaginación a partir de una piedra lanzada por el escritor.

¿No es potente?

¿No es maravilloso?