No sé si son impresiones mías, o si es cierto, pero noto un fuerte resurgir de la literatura del Este.
No me refiero especialmente a los clásicos rusos. No hablo de los Tolstoi, Dostoyevski, Turguéniev, Gogol o Chéjov...por citar algunos muy relevantes. Estos nos han acompañado más o menos siempre...
Me refiero, más bien, al descubrimiento de otros autores algo posteriores y que conocía menos, o desconocía totalmente, como Bulgákov, Márai, Grossman, Kértesz, Tsvietáieva... e, incluso, alguno completamente actual como Varlámov.
En algún caso puede que sea simplemente un descubrimiento por mi parte, pero se me hace que es algo más que eso. Tengo la impresión de que muchos autores del Este están siendo descubiertos por el público occidental tras la caída del telón de acero. Tesoros literarios antaño arrinconados, ocultos, olvidados, tapados...que ahora salen poco a poco a la luz. En este sentido me parece una fantástica labor la hecha por editoriales como Salamandra, Galaxia Gutenberg o, muy especialmente, Acantilado, que nos descubren y acercan estas joyas.
Debo reconocer que me gusta la literatura del Este en general, y la rusa en particular. Curiosamente, conecto mucho mejor con estos autores que con, por ejemplo, franceses, ingleses o americanos. Me gusta su estilo, su mentalidad, su profundidad, su humanidad... No sé, me gustan.
Sean bienvenidos, pues, estas tendencias, estos influjos, estos, sorprendentemente cálidos vientos del Este.
jueves, 30 de julio de 2009
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