domingo, 25 de abril de 2010

Nostalgia de un Sant Jordi no vivido

Hoy he sentido una extraña, quizá absurda, nostalgia de un Sant Jordi que nunca he vivido.

El viernes, el día 23, me acerqué a una librería a echar un vistazo, pero nada de lo allí expuesto me tentó lo suficiente, ninguna nueva novela, ninguna colección de poemas, ningún ensayo.

Nada preocupante ni extraño. Aún tengo lectura pendiente y no todas las visitas a librerías dan fruto. No siempre hay joyas esperando o no siempre las sé descubrir.

Pero a lo largo del fin de semana, sin saber muy bien por qué, he sentido una inexplicable y creciente nostalgia de ese libro no comprado, de esa obra no regalada, nostalgia de algo que ya no tiene título ni razón. Nostalgia de un día del libro y de un Sant Jordi, que no han aportado un nuevo tesoro, una nueva aventura a mi biblioteca.

Creo que el año que viene no permitiré que vuelva a ocurrir, no permitiré un Sant Jordi sin libro. El año que viene le compraré a mi dama una rosa y a mi un libro...o, quizá mejor, una libro para cada uno...

miércoles, 21 de abril de 2010

Literatura y autoconocimiento

"Vuestros oídos anhelan el sonido del conocimiento de vuestro corazón.

Quisiérais conocer traducido en palabras aquello que siempre habéis conocido en pensamientos.
"

Kahlil Gibran
'El profeta'

¿Cuántas veces, ya sea en ensayo, en poesía o en narrativa valoramos positivamente precisamente aquellos pasajes, aquellos párrafos, aquellas frases que traducen a palabras escritas nuestros propios pensamientos, nuestras propias opiniones, nuestras propios sentimientos? ¿ Cuántas veces buscamos en aquello que leemos una simple resonancia de lo que habita en nuestro interior?

¿ Y no es ese un mecanismo de autoconocimiento o, quizá, de auto-reconocimiento? ¿No nos ayuda a nuestra propia comprensión el ver traducido a palabras aquellos nuestros más recónditos pensamientos que parecían inefables o confusos?

viernes, 16 de abril de 2010

La permanencia de las sensaciones

"Le pedí un libro prestado. Le conté que nunca había leído uno entero. Me trajo unos relatos. Luego otro y otro más.... Cualquier duda se la preguntaba. Cuando olvidaba detalles me decía que no tenía ninguna importancia. Que era la sensación lo que permanecía. La lectura era un cúmulo de sensaciones, entendí yo"

Marcela Serrano
'La llorona'

Con frecuencia he acariciado esa idea que 'el príncipe' transmite a la protagonista de la novela de Marcela Serrano en un viaje iniciático a la lectura.

Es cierto que en literatura la forma es algo importante, es cierto que algunas obras nos embriagan por su perfección formal y por la habilidad del escritor para utilizar palabras, seleccionarlas y combinarlas. Pero no retenemos las palabras, retenemos las sensaciones. No perduran las frases sino el recuerdo de las ideas que estimularon o las emociones que provocaron.

Las palabras, por hermosas que sean, son únicamente la herramienta para la reflexión, para el sentimiento, para la sensación.

domingo, 11 de abril de 2010

Florida y la literatura (II). Escritura y felicidad

En realidad me tomo algunas libertades. En realidad, Richard Florida no habla exactamente de literatura, sino de creatividad. Pero cuando habla de creatividad suele incluir en su lista tambien la literatura. Y si hablamos de creatividad en literatura, básicamente hablamos de la escritura, no por el hecho de la escritura en sí, sino por la concepción y plasmación de la obra literaria.

En esta ocasión, Florida cita a un psicólogo de nombre impronunciable, Mihály Csíkszentmihalyi, y nos dice:

"El gran psicólogo de la creatividad, Mihály Csíkszentmihalyi, lleva mucho tiempo afirmando que las actividades creativas como escribir...son fuentes esenciales de bienestar y de productividad. Afirma que esas actividades nos sitúan en un estado de 'flujo' o de concentración y atención intensa y continuada. Las personas más creativas...tienden a ser más felices cuando entran en un estado de flujo."

No es que me sorprenda. Creo haber vivido algo cercano a ese flujo que menciona el psicólogo y es, en efecto, una sensación agradable, positiva, de realización.

¿Entran en flujo los escritores? ¿Son realmente felices...al menos cuando están escribiendo?

Puede que el oficio desgaste y deforme, pero sí quiero creer, si creo realmente, que para el creador auténtico, para el escritor auténtico, la experiencia de la escritura debe ser, al menos en algunos momentos, una sensación de plenitud cercana a la felicidad.

viernes, 2 de abril de 2010

Florida y la literatura (I): Los escritores como estímulo económico

Me está resultando interesante y enriquecedor extraer pensamientos sobre la literatura o relacionados con ella, por parte de autoridades e intelectuales de otros campos. Hace unos meses, publiqué en este blog varios artículos que tenían como telón de fondo comentarios del famoso psicólogo Abraham Maslow. Hace muy poco, he terminado otra serie basada en las reflexiones del teórico de la incertidumbre Nassim Nicholas Taleb. Con este post inicio una serie, como mínimo de dos artículos, en que el protagonista es Richard Florida, profesor de economía creativa y autor de best-sellers como 'La clase creativa' y 'Ciudades creativas'.

En este último libro, Florida afirma, citando un artículo piblicado en 2007 en Business Week, lo siguiente:

"tanto los sociólogos como los políticos consideran desde hace mucho tiempo que los artistas, los diseñadores, los músicos y los escritores son pioneros urbanos que curan todos los males económicos, estimulan las economiás locales y elevan el valor de la propiedad inmobiliaria por su mera presencia".

Sorprendente, ¿verdad? La presencia de escritores como estímulo a la economía...

En realidad el autor no sólo cita a escritores sino a un género de personas que, de forma no peyorativa, denomina 'bohemios'. Este tipo de colectivos (y alguno más como el de los homosexuales), afirma que estimulan la economía al proporcionar dos valores extras a las poblaciones que habitan:
  • Un extra de estética y ocio
  • Un extra de tolerancia y cultura abierta
Estos dos factores se unen para atraer talento y capital humano y, por vía indirecta, estimular la economía...y provocar el aumento del precio de la vivienda.

La teoría puede parecer descabellada a primera vista, pero se encuentra muy bien argumentada y, aparentemente, respaldada por datos estadísticos y un análisis riguroso de los mismos.

De alguna forma, toda la argumentación de Richard Florida se centra en la importancia de la creatividad, de las personas creativas y de la interacción entre ellas, especialmente en núcleos urbanos, como motores del desarrollo económico. Si esto es así, no debe parecer tan sorprendente que los literatos aporten su granito de arena, pues, al fin y al cabo, son creadores natos.

Y si esto es así, literatos y artistas pueden edificar un monumento a Richard Florida como al pensador que les convirtió en protagonistas de una economía moderna de la que parecían tan al margen.