viernes, 31 de diciembre de 2010

2010: las lecturas del año

Retomo este año la idea que ya puse en práctica en 2009 de recoger en un artículo un listado de mis lecturas del año junto con algunas valoraciones.

NARRATIVA
Este año creo, estoy seguro en realidad, que he leído algo menos que en años precedentes: la falta de tiempo o la dedicación de éste a otros hobbies e intereses pueden ser los responsables.

A pesar de ello la lista de libros leídos creo que es bastante nutrida.

En orden cronológico, mis lecturas de narrativa del 2010 son:
  • Las mil noches de Hortensia Romero (Fernando Quiñones)
  • En Grand Central Station me senté y lloré (Elizabeth Smart)
  • El pabellón Azul (Ramón Pernas)
  • Narraciones extraordinarias (Edgar Allan Poe)
  • Manual de la oscuridad (Enrique de Hériz)
  • La tempestad (Juan Manuel de Prada)
  • El desierto de los tártaros (Dino Buzzati)
  • Las olas (Virginia Woolf)
  • La ignorancia (Milan Kundera)
  • Un instante de abandono (Phillippe Besson)
  • Mi madre (Richard Ford)
  • La habitación de invitados (Helen Garner)
  • Un hombre que duerme (Georges Perec)
  • La tormenta de nieve (Lev Tolstoi)
  • Nada que temer (Julian Barnes)
  • Camino de perfección (Pío Baroja)
  • La librería (Penelope Fitzgerald)
  • El peregrino encantado (Nikolai S. Leskov)
  • La prisión de los espejos (Rafael Martin Masot)
  • ¿Quieres hacer el favor de callarte, por favor? (Raymond Carver)
  • Los confines (Andrés Trapiello)
  • Libro de los muertos (Elias Canetti)
  • Alondra (Dezso Kosztolanyi)
  • La señal (Ángel Gutiérrez y David Zurdo)
  • La elegancia del erizo (Muriel Barbery)
  • El horizonte (Patrick Modiano)
  • Tiempo de vida (Marcos Giralt Torrente)
  • La hoja roja (Miguel Delibes)
  • Nunca fuimos a Katmandú (Lola Mariné)
  • La tía Tula (Miguel de Unamuno)
He seguido explorando, por un lado, nuevos autores, fiandome para ello en parte de mi intuición y en parte de las "recomendaciones del librero" de alguna librería que frecuento y cuyas recomendaciones me resultan creíbles. En esa línea se encuentran, por ejemplo, la lectura de autores como Ramón Pernas, Georges Perec, Nikolai Leskov, etc.

Por otro lado, no he dejado de leer a algunos clásicos que nunca decepcionan como Pío Baroja, Miguel Delibes, Miguel de Unamuno o Virginia Woolf.

Quizá este año tenga como particularidad, y sin que sea una opción premeditada, el haber leído varios libros que están en la frontera entre la narrativa y el ensayo, libros en general de caracter bastante introspectivo, como serían los casos de 'Mi madre' de Richard Ford, 'Nada que temer' de Julian Barnes o 'Tiempo de vida' de Marcos Giralt Torrente.

Particularmente agradable ha sido leer a los que han sido mis compañeros del foro literario El recreo, tomando posiciones en el complicado mundo editorial. En esta línea se encuentran los libros de Rafael Martin Masot ('La prisión de los espejos') y Lola Mariné ('Nunca fuimos a Katmandú').

Me resulta complicadísimo hacer un ranking. Ya sé que suena a tópico, pero es que veo varias obras muy igualadas...pero me la tengo que jugar. Así que ahí va mi lista de 'tops' de 2010.

Y el número 1 se lo voy a dar, no sin muchas dudas, a 'Nada que temer' de Julian Barnes. Una de esas obras que se encuentran, quizá, más cercana al ensayo o a las memorias que al género narrativo. Un libro algo extenso repleto de reflexiones fundamentalmente sobre la religión pero, en general, sobre todo lo que preocupa a su autor. Es un libro ligeramente denso y extenso y que, además, por su naturaleza, es más bien apto para una lectura despaciosa que para una digestión frenética. De hecho, ha sido uno de los libros que me ha acompañado durante más tiempo este año. Quizá ese hecho, el haber marcado un poco mi lectura de este año, es lo que me impulsa a otorgarle el puesto de privilegio en mi lista de lecturas.

El siguiente en la lista es un best-seller que ha ocupado puestos altos de ventas, así que no soy muy original. Se trata de 'La elegancia del erizo' de Muriel Barbery. Una novela sensible pero aguda y mucho más profunda de lo que aparenta. Después de tenerla meses y meses aparcada sin decidirme a acometer su lectura, fue un gran descubrimiento.

La última lectura del pódium es la poco conocida 'La prisión de los espejos', una especie de thriller llevado con una maestría impropia de la juventud de su autor, Rafael Martin Masot, y que creo que serían merecedores, tanto la novela como su autor, de muchísima más atención por parte de las editoriales y distribuidoras.

Como una suerte de accésits, mencionaría a novelas como 'La tía Tula' de Miguel de Unamuno, profundísima y desgarrada, como es habitual en el autor, 'La hoja roja' de Miguel Delibes, con la sencillez y sensibilidad que caracterizan al escritor vallisoletano, la sorprendente y también desgarrada 'En Grand Central Station me senté y lloré' de Elizabeth Smart o la de nuevo introspectiva 'Tiempo de Vida' de Marcos Giralt Torrente.

POESÍA
Debo reconocer que cada vez leo menos poesía, cosa que me disgusta, supongo que debido de nuevo a la falta de tiempo y, sobre todo, del estado anímico adecuado para afrontar este tipo de lectura. Mi breve lista del año es:
  • Crisol poético (VVAA)
  • El profeta (Kahlil Gibrán)
  • El rayo que no cesa (Miguel Hernández)
  • Arde el mar (Pere Gimferrer)
  • La última costa (Francisco Brines)
Con una lista tan corta no sé si tiene mucho sentido seleccionar a un favorita, pero puestos a hacerlo me quedo con la que cierra la lista, 'La última costa' de Francisco Brines, una poesía que, sin ser completamente sencilla, es bastante cercana y que se centra en la juventud perdida.

ENSAYO
Tampoco he leído mucho ensayo como tal, aunque en este caso me parece una tendencia natural y más aún tendiendo en cuenta que mis lecturas de no ficción se centran en otros campos que no son objeto de este blog. Aún así, hay algunas lecturas a recordar:
  • Tirando del hilo (Carmen Martín Gaite)
  • La última lección (Randy Pausch)
  • El cisne negro (Nassim Nicholas Taleb)
  • Las ciudades creativas (Richard Florida)
  • Conectados (Christakis y Fowler)
Este apartado de ensayo ha estado dominado por un tipo de lecturas más cercano a las tendencias sociales y económicas que a las humanidades propiamente dichas, pero aún así, he querido dedicarles un espacio en este blog. Buena fue la lectura de 'Tirando del hilo', una larga serie de artículos periodísticos de la escritora, pero aunque culminó en 2010 realmente fue una lectura más bien de 2009. Del resto, destacaría 'Conectados' un interesante y bastante argumentado estudio de los fundamentos sociológicos de las tan populares actualmente redes sociales. Muy interesante, aunque más denso y menos brillante de lo que esperaba, es 'El cisne negro' de Nassim Nicholas Taleb sobre los fenómenos que cambian la fisonomía del mundo. Puestos a conceder un número uno de este apartado se lo otorgo a 'Conectados'.

Si te interesan otro tipo de lecturas más relacionadas con el mundo empresarial, con la tecnología y con las tendencias en el mundo digital, puedes visitar un artículo similar a éste en otro de mis blogs dedicado a esa temática, Blue Chip.

Bueno, a pesar de no ser mi año más lector, el balance es bueno en cuanto a cantidad, treinta obras de narrativa, cinco de poesía y cinco de ensayo, y bastante positivo en cuanto a calidad.

Y ahora ¡a por 2011!

domingo, 26 de diciembre de 2010

50.000 pensamientos

50.000 pensamientos diarios.

Esa es la cifra que leo en un libro sobre gestión del tiempo y productividad personal y que refleja, de alguna forma, nuestro ritmo de actividad intelectual.

He echado unas cuentas rápidas y, si descontamos las supuestas ocho horas que pasamos durmiendo, eso significa, aproximadamente, un pensamiento cada segundo.

Ignoro la fiabilidad de la cifra, ignoro el método empleado para obtenerla e ignoro qué se considera pensamiento en el ámbito del estudio que haya concluido con este valor.

En cualquier caso, y a poco que le concedamos validez, es toda una esperanza, toda una demostración de potencialidad, todo un tesoro por explotar de creatividad y reflexión.

50.000 pensamientos diarios.

Está en nuestras manos, o en nuestros cerebros, aprovecharlos.

domingo, 19 de diciembre de 2010

La marca personal del escritor

Estoy finalizando la lectura de un libro dedicado a lo que se denomina marca personal, un libro que no es, por supuesto, de tipo literario sino que se situaría, más bien, a caballo entre el marketing, las habilidades directivas y el desarrollo personal.

El concepto de marca personal se refiere al uso de técnicas propias de la gestión empresarial en el desarrollo y promoción de una persona, en la venta de alguna forma de su imagen y valor. Así, se hacen autoanálisis del tipo DAFO, se definen una visión y una misión, se busca un poosicionamiento, se establecen objetivos y se sigue la consecución de esos objetivos mediante un cuadro de mando.

Al parecer, el concepto de marca personal surgió inicialmente en el contexto de la búsqueda de empleo, pero ha ido ganando en amplitud y extensión para convertirse también en una herramienta de desarrollo personal en los entornos tanto profesional como privado.

Y, aunque no está del todo claro si esta idea es aplicable a cualquier persona, se me ha ocurrido pensar que el ámbito de la literatura y de las artes es terreno natural para este concepto. De hecho, de alguna forma, escritores y artistas, probablemente inconscientemente, han constituído desde siempre marcas personales.

El nombre de un escritor forma parte de esa marca, pero también la percepción que de él tenemos (su posicionamiento) como escritor ligero o profundo, comprometido o superficial, clásico o innovador, engreído o humilde, poeta o narrador, etc, etc, etc.

El ver el nombre de un escritor concreto del cual tenemos buena imagen en la portada o lomo de un libro puede constituir motivo suficiente para determinar la compra de ese libro, con independencia de lo que de esa obra conozcamos, lo que pueda contar la solapa o la contraportada, o el que tengamos una referencia o no.

En la marca del escritor influyen, por supuesto, su obra anterior y las críticas o reseñas que pueda haber recibido, pero también la promoción que de él hagan las editoriales, la impronta que pueda dejar en entrevistas o actos públicos, su imagen externa, su comportamiento en el entorno literario e, incluso, fuera de él.

Según enseña el personal branding (nombre inglés de marca personal), el primer interesado en la definición, desarrollo y promoción de esa marca es la persona, en este caso el escritor.

Si eso es así, y si el escritor desea tener un posicionamiento concreto y un éxito a nivel de imagen y comercial, debería ser consciente, en primer lugar, de que él mismo constituye una marca y, en segundo término, que esa marca influye en su éxito. Por tanto, debería permanecer atento a este tipo de técnicas, trabajarlas y desarrollarse, y en esta labor, en esta gestión de la marca que es él mismo, no debería delegar completamente en editoriales, quizá ni siquiera en un eventual agente literario.

Difícil intento, supongo, para los escritores que seguramente valoren más y sean más conscientes de las cualidades artísticas de su obra que los aspectos comerciales de la misma. Pero el tiempo en que el buen paño, y la buena literatura, se vendían en el arca, parecen haber desaparecido para siempre y más vale ser conscientes de ello.

domingo, 12 de diciembre de 2010

Lectura amiga: "Nunca fuimos a Katmandú" de Lola Mariné

Cinco vidas que se mueven entre dudas y certidumbres, entre alegrías y sufrimientos, entre confirmaciones y sorpresas.

Cinco vidas que se desarrollan y se cruzan, dejando perlas de amistad y algunas chispas de malentendido.

Cinco vidas de mujeres en las que, adivino, la autora, Lola Mariné, vuelca algunas de sus propias experiencias vitales y algunas de sus visiones del mundo, pero aderezándolas con nuevas expresiones, con experimentos ficcionales, con nuevos micromundos posibles para conseguir ese particular equilibrio en que se suele mover el escritor de ficción entre la vivencia y sentimientos propios y las infinitas y enriquecedoras experiencias virtuales que proporciona la propia ficción.

Cinco historias en que las protagonistas, Laura, Elena, Gloria, Teresa y Ruth, atraviesan experiencias amorosas, éxitos profesionales, accidentes, superaciones y caidas, amistades y soledades, para acabar sufriendo destinos dispares, alguna cumpliendo sus aspiraciones e ilusiones y alguna otra que deberá reconocer la pérdida definitiva de los sueños, una pérdida que se materializa en la frase que presta su título a la novela: 'Nunca fuimos a Katmandú'.

Cinco historias escritas, se me antoja, muy en femenino y seguramente, quizá no conscientemente, dirigidas a este sector de lector@s que, creo, las acogerán con agrado y con un fuerte nivel de identificación.

Lola Mariné
Nació en Barcelona, se trasladó a Madrid en plena época de la “movida madrileña” y sobrevivió allí como actriz durante un par de décadas. De regreso a Barcelona se licenció en psicología e impartió talleres de teatro en diversos colegios para los que escribió varias obras infantiles y dirigió su puesta en escena.

Ha participado en tres libros recopilatorios de relatos: Tiempo de Recreo (2008), Dejad que os cuente algo (2009) y Atmósferas (2009), éste último en beneficio de la Fundación Vicente Ferrer.

Tras la publicación de su primera novela, 'Nunca fuimos a Katmandú' (Editorial Viceversa, 2010), su actividad literaria se reparte entre la revisión de otra novela, la preparación de una nueva, y un blog de carácter cultural: http://gatosporlostejados.blogspot.com, donde comparte inquietudes y vivencias con otros escritores y escritoras.

Conocí a Lola a través del portal literario El Recreo donde compartimos foros, debates, opiniones y pinitos de escritura, siendo especialmente relevante la experiencia de la participación mutua en los dos libros corales, 'Tiempo de Recreo' y 'Dejad que os cuente algo' que surgieron como iniciativa colaborativa al amparo de la comunidad del portal. Fue en la presentación del primero donde, además, tuve la ocasión de conocerla personalmente.

Luego he seguido la actividad de Lola a través de su blog Gatos por los tejados.

En ese sentido, puede decirse que, de alguna manera, y con esa particular mezcla de cercanía y distancia que proporcionan Internet y los medios sociales, he visto crecer como escritora a Lola y he podido comprobar, con satisfacción, como, ella sí, ha podido cumplir su sueño de convertirse en escritora, como, ella sí, ha ido a Katmandú.

Si quieres saber más acerca de Lola, no dejes de visitar el mencionado blog, Gatos por los tejados. También puedes conocer más acerca de este libro en el blog oficial del mismo.

Ficha técnica:
TITULO: Nunca fuimos a Katmandú
AUTOR: Lola Mariné
EDITORIAL: Viceversa
AÑO: 2010
ISBN: 978-84-92819-35-5
PAGINAS: 209