domingo, 26 de octubre de 2008

La comunicación del pensamiento

Ayer acabé de leer un libro de filosofía. No lo comentare aquí. Ni siquiera mencionaré su título. Lo que sí diré es que, con independencia de las ideas que expone, he reconocido en este libro muchas de las características, no todas positivas, que abundan en las obras sobre pensamiento en general, y filosofía en particular. Se trataba de un libro muy abstracto, de razonamiento, para mi gusto,poco riguroso, y sin claras consecuencias prácticas.

Sin embargo, más allá de estas y otras cuestiones, lo que ahora quisiera comentar es, más bien, la problemática de comunicación del pensamiento filosófico, humanístico. Es notoria la dificultad que la filosofía tiene hoy día parra llegar hasta el gran público, para calar en la sociedad. Y ¿ para qué vale un pensamiento que no tiene capacidad de influencia, de transformación ? Como mucho, para un recrearse de manera individual o en pequeños grupos de élite en la belleza y elegancia del pensamiento generado. Pobre logro, sin duda.

Y se me ocurre que filósofos y pensadores, intelectuales y humanistas, deberían aprender de lo que otras disciplinas han conseguido y la forma en que logran captar la atención y comunicar sus hallazgos. Y lo primero que se me ha pasado por la cabeza es que los pensadores deben esforzarse en sus obras escritas y en sus alocuciones en hacer más comprensible el mensaje. Y que un arma poderosa es el uso de esquemas simples y gráficos. A los estudiantes se les aconseja como técnica de estudio que realicen esquemas; los libros de texto suelen contener esquemas; las disciplinas científicas y técnicas utilizan profusamente los esquemas; en las cursos de comunicación se habla de esquemas; en inteligencia artifical se habla de esquemas de representación del conocimiento, en otras áreas más difusas se tratan esquemas como son los mapas mentales... ¿ Por qué los filósofos no utilizan esquemas ? No recuerdo haber visto jamás un esquema, mucho menos un esquema gráfico, en un tratado de filosofía. No sé si se trata de pura tradición o de que tienen una mente diferente de la mayoría, una mente muy, digamos, lingüística, pero creo que un pequeño esfuerzo en traducir su pensamiento es esquemas no sólo mejoraría mucho su capacidad de comunicación sino que, incluso, favorecería su propio pensamiento y el rigor y orden del mismo.  

En otro orden de cosas, y aunque en este punto tengo poca experiencia como para juzgar, creo que no sólo deberían esforzarse en mejorar las técnicas de comunicación escrita sino también la comunicación oral. Los tiempos de la plúmbea lectura de un texto (técnica que, por cierto, comparten con los políticos) como medio de dar una conferencia o seminario han pasado. La moderna comunicación es más viva, más espontánea y se apoya no sólo en técnicas específicas de comunicación en público sino también en medios audiovisuales. Me encantaría ver una conferencia sobre literatura o filosofía en que el ponente utilizase un Powerpoint plagado de esquemas, gastase alguna broma al público y, como remate, proyectase algún vídeo. ¿ Por qué no ?

A lo mejor hay filósofos y pensadores que ya utilizan algunas de estas ideas...o a lo mejor les parecen un disparate, pero creo que deberían considerarlo, que deberían pensarlo...y reflejar sus conclusiones en un esquema...

(publicado en blog.com.es el 9-Septiembre-2008)

Microrrelatos e Internet: haciendo de la necesidad virtud

Es el microrrelato, al parecer, un género que tiene tintes de modernidad aunque siempre, como a cualquier disciplina, se le busquen raíces antiguas. Con independencia de a dónde nos lleve la búsqueda de sus antecedentes, sí parece ser cierto que su auge es reciente.

Cuando uno lee estudios sobre microrrelatos, los eruditos nos hablan de cosas como una estética de lo breve, como una cierta pureza y precisión del lenguaje, o como el gusto del hombre moderno por lo inmediato. Seguro que tienen razón. Sin embargo, se me ocurre que aparte de los grandes motivos, existe uno mucho más cotidiano y de andar por casa que puede coadyuvar. Y ese motivo no es otro que la existencia y difusión de Internet.

Por Internet pululan todo tipo de informaciones y opiniones, todo tipo de sitios y páginas, casi cualquier cosa que uno pueda imaginar. Pero entre todas las posibilidades, una muy común es el uso de Internet con fines literarios. Ante la dificultad para publicar en el medio de papel tradicional, muchos escritores frustrados, aspirantes a escritores, o, simplemente, lectores con alguna inquietud creativa, utilizan Internet como medio de que sus obras vean la luz.

El medio es perfecto para ello: gratuito, inmediato, y con un alcance mundial. ¿ Qué más se puede pedir ?

Sin embargo, este medio tiene también sus leyes o, al menos, sus usos y costumbres. Y una de ellas es la brevedad. Es sabido que las pantallas de ordenadores no son el medio más cómodo para leer, que cansan la vista y que Internet promueve el salto rápido entre artículos o páginas sin fijar excesivamente la atención. Parece por tanto que la literatura que mejor se presta a la publicación en Internet es la literatura breve. Y en ese sentido abundan, en efecto, los poemas y los microrrelatos, géneros caracterizados por su brevedad. Internet es también un medio muy adecuado para servir de soporte a la logística asociada a concursos literarios, especialmente concursos modestos en que el texto a presentar se envía fácilmente por correo electrónico. Parece existir, por tanto, una simbiosis natural entre la literatura breve e Internet.

Seguro que hay otros muchos motivos y mucho más profundos para el gusto actual por el microrrelato y su cada vez mayor aceptación y difusión. Pero se me ocurre que Internet es un factor que ayuda y que, en la red, hacer literatura breve, hacer microrrelatos, es casi una necesidad. Así que la creciente presencia de microrrelatos en Internet bien podría ser, simplemente, una forma de hacer de la necesidad virtud.

(publicado en blog.com.es el 25-Mayo-2008)

Historias veladas y protagonismo del lector

Desde hace un tiempo noto que, cuando escribo un microrrelato, me gusta cada vez más dejar la historia como velada, que no sea evidente, que haya campo para la interpretación o que, al menos, el lector deba poner de su parte para entender lo que estoy contando. Noto también que, cuando leo a otros, me gusta más cuando hay ese cierto nivel de insinuación. Las historias muy directas y evidentes, la historias cargadas de datos y explicaciones, especialmente cuando tienen que ver con pensamientos o sentimientos, empiezan a parecerme un poco burdas, casi diría que poco literarias.

Hace unas semanas, en un libro que explicaba cómo escribir una novela, y que ya hemencionado por aquí, proponía, precisamente, esa sugerencia, esa insinuación. No recuerdo cómo lo explicaba pero sí que aconsejaba eso, no ser muy evidente, dejar campo al lector para interpretar o completar la historia, contar los hechos pero dejar al lector su interpretación. Me gustó leerlo porque siempre parece, sea cierto o no, que cuando un tercero afirma lo mismo que tú, especialmente si lo hace en un libro, eso confiere más fuerza y credibilidad a tu hipótesis, casi, casi, la confirma.

No puedo estar seguro, como en nada que tenga que ver con la literatura, de que esa forma de hacer las cosas sea la correcta o, sobre todo, que sea la única correcta, pero sí de que es como a mi me gusta escribir. Y pienso que, probablemente, me gusta escribirlo así, porque también me gusta que me lo cuenten así, porque me gusta leerlo así. Y puesto a improvisar hipótesis de difícil confirmación, se me ocurre que, si a los lectores, supuestamente, les gusta que les dejen la facultad de la interpretación es porque, tal vez, así lo amoldan a su gusto y es más fácil que se queden satisfechos, que la historia resuene con su modo de pensar y sentir y, sobre todo, porque, de esa forma, participando y construyendo la interpretación y la historia, los lectores son, somos, un poco protagonistas.

(publicado en blog.com.es el 11-Mayo-2008)

Cirugía con dolor

Hace unos días leía una recomendación para escritores, supongo que noveles, formulada por Silvia Adela Kohan, en la línea de la necesidad de corregir el texto de una novela de forma que éste fuese, de alguna manera, coherente, el material pertinente, el conjunto equilibrado.

Decía esta escritora:

Cuando escribes un episodio ingenioso, una frase muy lograda, una atractiva situación entre dos personajes, pero que no encajan en el conjunto, que entorpecen o desvían la lectura, debes eliminarlos sin contemplaciones.

Me dejó pensativo. No podía dejar de darle la razón claro. Pero luego pensaba en lo que eso significa en la práctica, en aplicar esa norma, ese consejo, seguramente bueno, en tu propio texto, en tu creación, en el fruto de tu esfuerzo e imaginación. Y al reflexionar en lo duro que puede resultar esa extirpación de material innecesario,  la mente se me iba hacia algo que estoy escribiendo y que intuyo que va a tener que pasar por ese proceso de depuración y destilado.

Siento que esa labor de refinado debe ser dura y costosa, un puntito triste, un tanto traumática, que es una especie de cirugía con dolor...y aterra casi tanto como la cirugía real.

(publicado en blog.com.es el 14-Abril-2008)

Coto de caza

No es éste mi primer hogar en el ciberespacio. Ya poseo otra página personal denominada Mundo Azul que incluye un blog al cual, recientemente, he rebautizado como La vida de color azul, así que, si he de volar en este nuevo sitio, es preciso delimitar unas fronteras, dar un sentido, establecer un coto de caza.

No quiero que este blog sea una mera copia de mensajes o composiciones que ya vuelco en otros espacios. No sé del todo qué va a salir de aquí, pero me he planteado que este blog esté dedicado a, quizá, los vuelos más audaces, a aquellos que menos tienen que ver con mi actividad más habitual.

Me he propuesto que en este coto de caza abunden la literatura y las humanidades y que en él se capturen reflexiones, comentarios, desvaríos y excursos que, quizá, me encajarían peor en otros cielos azules.

(publicado en Blog.com.es el 13-Abril-2008)

Acerca del gavilán

Este gavilán, que despliega sus alas en los cielos del ciberespacio, es un ave de extrañas costumbres.

Se le suele encontrar, semioculto entre rocas de germanio y silicio donde monta nidos en los cuales, el observador poco avispado, solo observará una estructura hecha con ramas de coaxial y fibra. Pero los que, por curiosidad, o impelidos por las circunstancias, se atrevan a asomarse al interior del nido, verán un acolchado relleno de papel escrito y, rebuscando, aparecerán semiescondidos, pequeños trocitos de turquesa y zafiro que nuestra rapaz atesora, más corneja que águila, como fruto de algunos de sus vuelos más elevados y atrevidos.

Este gavilán que despliega sus alas en los cielos del ciberespacio, se encuentra cómodo y caliente en su nido y con sus polluelos, pero también aúna el alma de cazador con la de gaviota y a veces necesita volar libre por el cielo azul. Y cuando lo hace no teme a la altura ni a mirar al sol de frente y gusta de perderse por los cielos de bosques y de desafiar su naturaleza sobrevolando el mar bravío.

Si alguna vez encuentras su nido, no te contentes con las ramas, explora y rebusca hasta que encuentres el alma del gavilán, el mar recogido en una piedra, el premio de un zafiro.

(publicado en blog.com.es el 6-Abril-2008)

Dadme tiempo

Hace pocas fechas que he llegado por aquí.

Me ha atraído a esta comunidad de bloggers, la presencia de amigos virtuales que había conocido en otros espacios, quizá mejor decir en otros ciberespacios.

Me he dado de alta, para mejor estar en contacto con ellos...pero aún no he decidido qué voy a hacer exactamente con este blog.

Sin embargo, algunos ya habéis tenido la amabilidad de invitarme a vuestra red de amistades. Aún no he contestado. No os ofendáis. Simplemente, estoy dándome algo de tiempo para decidir qué papel le voy a dar a este blog y este espacio.

(publicado en blog.com.es el 30-Marzo-2008)