Me ha gustado muchísimo '
La luna en las minas'.
En primer lugar es una novela que sorprende en su temática y enfoque, no sólo porque se sale de los registros habituales de la autora, normalmente centrada en novela negra, sino porque tampoco creo que existan muchos precedentes similares en la literatura. Y no exactamente por el tema, los hombres lobo, como por la forma de abordarlo, que nada tiene que ver con una novela de terror, sino que se trata más bien de una novela fuera de todo subgénero, casi intimista, en ocasiones, y que recuerda algo en su estilo, que no en su objeto, a 'Pensión Leonardo'.
La acción se sitúa entre el Maestrazgo levantino y Alemania, en el marco de la masiva emigración a ese país de los años cincuenta. En Alemania buscará el protagonista, Joaquín, escapar de su destino o al menos, ser capaz de controlar esa maldición que pesa sobre él. Y en esa lucha diaria se le ofrecerán momentos de peligro junto con otros de amistad, relativa paz e, incluso, amor.
Una novela muy bien escrita y una novela original y magnética.
Reseña editorial
(Fuente: contraportada del libro en su edición de 2017 en Siruela)
En el Maestrazgo, entre peñas, bosques y barrancos, un hombre camina a las afueras de un pueblo antes del alba. Aprieta un bulto contra su pecho. Cuenta la leyenda que ha nacido un niño, Joaquín, sobre quien pende un terrible destino. Pero sin embargo, su padre desea salvarle la vida y se lo entrega a su abuela para que vele por él. El pequeño vivirá, sí, pero maldito para siempre.
Cuando, siendo ya joven y consciente de la carga que pesa sobre él, pierde a las únicas personas que lo anclan a su tierra, decide abandonar Vistabella: demasiadas vidas corren peligro, la suya propia y las de aquellos a los que quiere. Intenta entonces buscar refugio en un lugar donde jamás podrá llegar la luz que cada plenilunio le convierte en algo que no desea ser. Por eso, como tantos jóvenes que en los años sesenta huyeron del hambre buscando un futuro mejor, se marcha a Alemania a trabajar en las minas de carbón. Pero a pesar del amor y de la amistad que allí encuentra, la bestia no está vencida. Y si para evitar que vuelva a hacer daño tiene que condenarla a yacer para siempre bajo tierra, arrastrará con ella a Joaquín, la parte del binomio a la que las leyendas no suelen prestar atención...
Rosa Ribas según ella misma
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Rosa Ribas |
Nací en El Prat de Llobregat en 1963. Es una pequeña ciudad industrial que la mayoría conoce porque en su término municipal se encuentra el aeropuerto de Barcelona. La cercanía del aeropuerto, vivir a sólo una calle de las vías del tren con el ruido –y el olor– de fondo de una fábrica de papel, actualmente demolida, en lugar de llevarme a anhelar una vida de silencio y aire puro en algún lugar en el campo, me han hecho adicta a la ciudad y a un mínimo nivel de sonido sin el cual no me puedo concentrar. Por eso me gusta escribir en cafés. Eso sí, entre mis enemigos naturales se cuentan los mascadores de chicle, los sorbedores ruidosos de café y los que parecen no conocer la existencia de los pañuelos.
Gracias al afán experimentador de mis padres, cambié de escuela con relativa frecuencia, lo que me permitió probar desde el pequeño colegio de pueblo a la escuela alternativa anti-autoritaria haciendo una breve escala en una escuela de niñas ultra-religiosa con uniforme incluido. Si bien mi educación fue algo confusa, gracias a estos cambios constantes aprendí a adaptarme a nuevas situaciones con rapidez y también a hacer amigos duraderos.
Durante los estudios de Filología Hispánica en la Universidad de Barcelona, a pesar de mi metro sesenta y la mala vista, gané algún dinero como árbitro auxiliar de baloncesto. Después trabajé en la enseñanza. Entre otras materias, di clases de griego clásico; griego no sabía y sigo sin saberlo. De las otras cosas sí tenía idea. He trabajado como profesora de idiomas, lectora, empaquetadora de barritas de plastilina, escritora de cartas, traductora, no en este orden.
Abandoné Barcelona justo un año antes de las Olimpiadas. Me marché a Alemania porque quería vivir en otro país, tener la experiencia, enriquecedora y nunca fácil, de ser extranjera y siempre me interesó la cultura alemana. Mi primer año en Alemania lo pasé en Berlín, después me trasladé a Frankfurt, donde sigo viviendo. En un principio sólo quería pasar un año en Alemania, pero al final están siendo un par más. Y es que me gusta vivir en Frankfurt, una ciudad muy especial porque más de un tercio de los ciudadanos somos extranjeros y es a la vez una ciudad muy alemana.
Durante muchos años me dediqué a la enseñanza de la lengua. Fui lectora de español en el Instituto de Románicas de la Johann-Wolfgang-Goethe Universität de Fráncfort y profesora titular en la Universidad de Heilbronn. Si bien no me considero una entusiasta de los viajes, me doctoré con una tesis sobre viajeros, concretamente los viajeros alemanes que llegaron a América en los siglos XVI y XVII. En el año 2008 dejé mi actividad docente para dedicarme por completo a la escritura. Durante los años de actividad de investigación y docencia publiqué artículos y materiales didácticos como el manual para profesores ¿Cómo corregir errores y no equivocarse en el intento?, o las lecturas graduadas La clave está en el pasado y Las tres muertes del duque de la Ribera. Asimismo soy una de las autoras del manual de ELE Con gusto.
Rosa Ribas según yo
A Rosa Ribas la conocí 'virtualmente' hace ya algunos años a través del portal literario
El
Recreo, donde era moderadora y participante destacada. En ese entorno tuve, incluso, oportunidad de intercambiar con ella
puntos de vista sobre temas como herramientas de ayuda a la creación literaria. En ese conocimiento virtual, Rosa destacaba
por su enorme amabilidad y sencillez.
En una 'quedada' de las que se organizaban en ese foro, tuve la ocasión de conocerla personalmente y su trato no desmerecía, sino todo lo contrario, de lo que demostraba virtualmente.
Con el acicate que supone conocer a una escritora, he leído algunos, he de reconocer que no todos, de sus libros. Leí, el primero, '
El pintor de Flandes' y luego varios de sus libros de novela negra como '
Con anuncio' o '
Entre dos aguas'. Y todos ellos me gustaron sinceramente. Sin embargo, debo reconocer que cuando más me gusta la escritura de Rosa es cuando se aparta de ese género por una parte tan popular y por otra parte tan querido por ella como es la novela negra. Me encantó, en ese sentido, '
Pensión Leonardo' y me ha fascinado este '
La luna en las minas'.
Creo, sinceramente, que Rosa es cada día mejor escritora. Hace muy pocos días, mi mujer, que también conoció a Rosa personalmente en la Feria del Libro y que es fan de la escritora catalana, me dijo hace poco que Rosa acabaría ganando el Planeta. Me quedé pensando un momento y me dije que sí, que es realmente posible. Calidad sin duda no le falta, y atractivo para el lector tampoco. Ojalá sea así algún día... y mejor si ese día es pronto.
Ficha técnica:
AÑO: 2017
ISBN: 978-84-17041-32-8
PAGINAS: 246