Leo en 'El arte de la ficción' de David Lodge, a propósito de un texto literario que presenta un tratamiento del tiempo narrativo realmente original, la siguiente afirmación:
"Este tipo de escritura depende para ser realmente efectivo de la familiaridad del lector con un discurso narrativo más convencional y realista. Las desviaciones sólo pueden percibirse como tales en contraste con una norma."
Quizá este comentario nos ilumine acerca del valor real de la innovación formal o de la ruptura en la literatura. Parece a veces como si la innovación por la innovación fuese un valor positivo, como si la ruptura con las formas establecidas constituyese por sí misma un mérito. Y parece también como si esa búsqueda de la innovación y de la ruptura supusiese una cierta mirada 'por encima del hombro' hacia las formas tradicionales, teniéndolas por algo afectado de esclerosis, de escaso valor y plenamente superado.
El comentario de Lodge nos hace pensar que tal vez no sea así, que tal vez las formas asentadas tengan un gran valor. Las innovaciones parten de lo establecido. Muchas rupturas, muchas vanguardias, alcanzan su sentido, precisamente, por oponerse a las formas ya existentes. Con frecuencia las hererodoxias, pues, no tendrían valor ni sentido si no existiese una ortodoxia a la que oponerse.
Como si fuesen polos opuestos de un imán, la heterodoxia se siente irremisiblemente atraída por la ortodoxia y alcanza en ella su valor y sentido.
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Hace 3 horas
3 comentarios:
es que sin una no hay otra...no habría herejes sin alguien que creyera estar en el lado bueno...
Interesante post, creo que se complementan a las mil maravillas.
Un abrazo y te espero en mi blog.
Gracias Diego y Stanley,
parece que, en efecto, son complementarias y una cosa no puede existir sin la otra. Lo que no estoy tan seguro es que los heterodoxos sean siempre conscientes de ello :-).
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