Es 'Dublinesca' una novela en la que, como creo que sucede con frecuencia con la obra de Enrique Vila-Matas, se entremezclan con la trama abundantes consideraciones y reflexiones sobre la propia literatura y el quehacer y personalidad del escritor.
Aún con la lectura en curso, entresaco en este artículo, y alguno que vendrá, alguna de las ideas más llamativas. Y comienzo por una cita que, en realidad, no es del propio Enrique Vila-Matas sino de otro maestro de la reflexión: Marcel Proust.
En la novela, el protagonista, el antiguo editor Manuel Riba, recuerda un paseo por Nueva York, una ciudad largamente soñada y anhelada y cómo estando en ella "Miró una y otra vez hacia la calle, probando sin éxito a sentirse feliz rodeado de rascacielos".
Y es en ese punto cuando el protagonista recuerda al genial escritor francés y su reflexión:
"lo mismo que esas personas que salen de viaje para ver con sus propios ojos una ciudad deseada imaginándose que en una cosa real se puede saborear el encanto de lo soñado.".
La decepción de Samuel Riba la explica por vía indirecta Proust.
Los sueños son, por su propia naturaleza, inasibles e inalcanzables, no al menos en su plenitud. Conllevan una idealización, una elevación de miras, una perfección, que la realidad nunca nos puede ofrecer o, al menos, no más allá de realizaciones puntuales.
No devalúa esto, sin embargo, el atractivo de los sueños. Es esa idealización un motivo para el disfrute, para el impulso a la acción y para la búsqueda de lo soñado. Es esa belleza de los sueños lo que los convierte en deseables, placenteros y motores.
No nos extrañemos, pues, de que la realidad no se encuentre a la altura de los sueños y no nos decepcionemos por no poder alcanzar en su plenitud esos sueños que nos forjamos, o aquellos que nos brinda la literatura.
La inaccesibilidad es atributo constituyente de su naturaleza y función, y en ella reside parte de su encanto.
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Hace 2 horas
2 comentarios:
Bien dicen que la única forma de realizar nuestros sueños es despertando... y es que hay que recordar que los sueños "sueños son" (Calderón dixit)
¡Qué conste que me falto nada para utilizar la cita de Calderón... ¡pero me contuve! :-)
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