Traigo hoy a este blog un poema de Miguel Hernández, un poema incluído en su poemario 'El rayo que no cesa' y denominado con un simple número, el nueve.
Desde hace semanas lo tenía señalado, lo tenía marcado para retornar a él, no con una pluma ni un pétalo de rosa, sino con un simple y mundano billete de metro.
Es un soneto, y dice así:
"Fuera menos penado si no fuera
nardo tu tez para mi vista, nardo,
cardo tu piel para mi tacto, cardo,
tuera tu voz para mi oído, tuera.
Tuera es tu voz para mi oído, tuera,
y ardo en tu voz y en tu alrededor ardo,
y tardo a arder lo que a ofrecerte tardo
miera, mi voz para la tuya, miera.
Zarza es tu mano si la tiento, zarza,
ola tu cuerpo si lo alcanzo, ola,
cerca una vez pero un millar no cerca.
Garza es mi pena, esbelta y triste garza,
sola como un suspiro y un ay, sola
terca en su error y en su desgracia terca."
No sé si es de lo mejor o no del poeta; no sé si es un poema maduro o no y no quiero ni me atrevo a comentar su estructura, su significado, su rima o sus presuntos méritos.
Sólo sé que me llamó la atención su ritmo, la obsesiva repetición de palabras en rápida cadencia. Sólo sé que me llamó la atención... y me gustó.
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