domingo, 12 de abril de 2015

Dickinson y la introversión (II): la personalidad que se esconde tras el silencio

¿Hay tesoros escondidos en aquellos que callan? ¿Hay pensamientos y personalidades que no salen a la luz? ¿Hay una grandeza por descubrir?

Seguramente si, no tanto porque el introvertido pueda ser más brillante o más grande que el extrovertido, sino porque al extrovertido se le percibe; su eventual personalidad y grandeza es claramente visible y ese no es fácilmente el caso en los introvertidos.

En esa línea, Emily Dickinson, sospecha grandes personalidades en aquellos que callan...quizá porque ella misma era un ejemplo.

Nos deja al respeto el siguiente poema:

Temo a la persona de pocas palabras.
Temo a la persona silenciosa.
Al sermoneador, lo puedo aguantar;
al charlatán, lo puedo entretener.

Pero con quien cavila
mientras el resto no deja de parlotear,
con esta persona soy cautelosa.
Temo que sea una gran persona.

Si el silencio es síntoma de prudencia, y no sólo de introversión, seguramente sí sea un aviso de una personalidad relevante. Pero no es quizá cautela lo que cabría aplicar, sino expectativa...

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