"Cuando yo era 'sólo' un lector, creía que los escritores, porque escribían libros que contenían verdades, porque describían el mundo, penetraban en el corazón humano, captaban tanto lo particular como lo general y eran capaces de recrear ambas cosas en formas libres pero estructuradas, porque comprendían, tenían que ser, por consiguiente, más sensibles -y también menos vanidosos y egoístas- que las demás personas. Luego me hice escritor y empecé a conocer escritores y a observarlos, y llegué a la conclusión de que la única diferencia entre ellos y los demás, el único y exclusivo aspecto en que eran mejores residía en que eran mejores escritores. Quizá, en efecto, fueran sensibles, perceptivos, capaces de generalizar y de captar lo particular, pero sólo ante sus escritorios y en sus libros."
Julian Barnes
'Nada que temer'
¿Es, pues, un mito o una realidad, la pretendida sensibilidad de los escritores, sus dotes de observación, su capacidad para captar lo profundo en los hechos cotidianos, su entendimiento de lo intangible o no determinista?
Quisiéramos pensar que los escritores están tocados por una especie de aura especial, por un don. Pero tal vez no sea cierto. Tal vez lo que los haga distintos de los demás mortales sea su dominio de una técnica, de una disciplina, la escritura.
Algo, sin embargo, se rebela en nuestro corazón de amantes de la literatura. Queremos creer en ese don, en esa cualidad superior.
Acaso los sensibles seamos nosotros...
2 comentarios:
Algo motiva al escritor, y ese algo pueden ser dos cosas:
1. la pasión innata por lo literario.
2. el afán de conseguir fama y dinero.
El alimento de un verdadero escritor es lo primero.Lo segundo es secundario. Aquel escritor que forja su vida alrededor de una ambición, es aquel que se engaña a sí mismo.
Gracias por el comentario 'Anónimo'. Estando básicamente de acuerdo con lo que dices, la pregunta es: con independencia de su motivación... ¿es el escritor más sensible que el común de los mortales?
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