No me he visto nunca en la situación de ser objeto de una crítica literaria, al menos no una crítica profesional, pero imagino que las críticas negativas deben ser difíciles de digerir.
Me imagino que debe doler, por más que se tenga un talante deportivo y abierto, ver menospreciada de alguna manera una obra propia, algo a lo que se ha dedicado tiempo, esfuerzo y, probablemente, cariño.
Para esos momentos difíciles puede ser una buena idea tener en cuenta la siguiente frase de Sibelius:
"Recuerda siempre que en ninguna ciudad de Europa han erigido una estatua a un crítico."
El crítico se encuentra en una situación de seguridad y, hasta cierto punto, de superioridad respecto al escritor.
Pero no hay que olvidar que el arte, caso de producirse, no es mérito del crítico sino del escritor y la gloria, si llega, también.
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