Cuando el trabajo, cuando lo cotidiano nos va y nos va golpeando, se abandonan los bellos disfraces con que un día jugamos a inmortales. Y el alma queda en nada. Y el hombre es solo humano, repetible, cualquiera, anónimo y sagrado.
Gabriel Celaya 'El martillo'
El martillo. Cuántas veces clavando las alas al tronco. Impidiendo vuelos. Pero, ¿cómo construiríamos sin martillo?
No hay comentarios:
Publicar un comentario