sábado, 24 de octubre de 2009

El balcón

Otro acertado comentario de Carmen Martín Gaite allá por 1978:

"El deseo de asomarnos a vidas ajenas es uno de los gérmenes más importantes de la narración"

¿ No es, en efecto, esa posibilidad de vivir otras vidas, de observarlas desde la distancia, uno de los atractivos de la lectura ? ¿ No es lo que la convierte en una inocua fuente de experiencia y conocimiento ?

¿ No es, incluso, un aliciente para la escritura esa potencialidad de recrear vidas posibles, o mundos posibles como dicen los teóricos ? ¿ No es una forma de ensayar, sin daño, posibilidades, cursos de acción, comportamientos ?

La narrativa puede ser un balcón: nos permite asomarnos a otras vidas...pero protegidos por la distancia e impunidad que nos confiere el conocer que se trata de una ficción o, en el peor de los casos, la seguridad de no tener que interaccionar realmente con los personajes y la historia.

domingo, 18 de octubre de 2009

El dudoso prestigio de lo abstruso

Voy leyendo, poco a poco, la obra 'Tirando del hilo' que recoge artículos de Carmen Martín Gaite y, en concreto, me encuentro un artículo publicado en Diario 16 en septiembre de 1978, en que afirmaba lo siguiente:

"El prestigio de las "élites" modernas se apoya sustancialmente en la apología de lo abstruso, es decir, en una hipervaloración de la dificultad que la obra literaria presenta para ser descifrada por aquellos a quienes presuntamente va dirigido el enrevesado mensaje".

No se queda ahí, y continua:

"lo curioso es que este prestigio del escritor ... se edifica gracias a la complicidad y papanatería del propio lector a quien olímpicamente se desprecia."

y remata afirmando, acerca del lector de "novedades" que:

"acaba sospechando que que si no entiende lo que lee debe de ser porque es muy bueno"

Han pasado más de treinta años desde este artículo y, sin embargo, probablemente podría volver a ser publicado hoy día sin apenas enmienda y continuaría siendo plenamente actual. Porque ¿ no es cierto que muchas veces concedemos el beneficio del prestigio a todo lo complejo y que no entendemos ? ¿ No es cierto que adoptamos una cierta sumisión intelectual reconociendo como bueno lo que nos resulta incomprensible ? Y, sin embargo, ¿ no es menos cierto que la literatura, en sentido amplio, pretende comunicar ? y ¿ qué comunicación existe cuando el receptor no entiende ?

Es cierto, también, que no todos los publicos son iguales. Es cierto, también, que hay niveles y niveles de cultura y preparación. Es cierto, también, que algunas obras pueden no ir dirigidas a cualquier tipo de público. Incluso es cierto, también, que, en algún caso, el escritor puede haber creado una obra para sí mismo.

Sin embargo, en ningún caso podemos afirmar que lo abstruso es bueno 'per se', que la complejidad es un valor. En ningún caso el abstrusismo es un mérito en sí mismo.

Puestos a conceder mérito, quizá, en la literatura como en el circo, el verdadero mérito esté en hacer parecer fácil lo difícil.

lunes, 12 de octubre de 2009

Lo sombrío

Repaso mentalmente el contenido de mis últimas lecturas, hago censo de títulos y me encuentro cosas como 'Desgracia', 'Los espectros' o 'La música del hambre'. Existe un predominio acusado de lo sombrío, de lo desgraciado, de lo terrible. Ni es mi carácter ni siempre la temática es la misma, pero es cierto que en mis lecturas, puede que en la literatura en general, abunda ese tratamiento de los lados oscuros de la existencia: la soledad, la muerte, la miseria, la locura.

Siempre me ha llamado la atención el hecho de que parezca más literario el lado triste y sombrío de la humanidad que su lado alegre, optimista y enérgico.

¿ Por qué ? No lo sé. Quizá porque toda historia necesita un conflicto que resolver y los conflictos suelen surgir de entre lo sombrío, o quizá porque, como nos sugería Juan José Millás este verano, la literatura actúa a modo de bisturí, abriendo y cauterizando heridas. Tal vez, siguiendo el símil médico, la lectura sombría actúa a modo de mecanismo preventivo, ayudando a reconocer los síntomas y a evitarlos, vacunando contra la devastación.

A lo mejor es todo más sencillo y, simplemente, y mientras se limite a las páginas de un libro, la sombra sea bella...