lunes, 31 de agosto de 2009

Encender el fuego

Decía Henry James:

"Mientras haya un asunto que tratar, dependerá enteramente del tratamiento el que vuelva a encenderse el fuego"

No parecen existir, pues, temas intrínsecamente buenos o intrínsecamente malos, argumentos válidos o inválidos, sino elaboración, tratamiento... Parece una defensa del quehacer literario y una loa del mismo. Es la tecnica y el arte del escritor los que sirven de combustible, los que inflaman un tema para convertirlo en atractivo, valioso, apasionante.

miércoles, 26 de agosto de 2009

Crítica literaria: ¿ estímulo o intimidación ?

Leo en la contraportada e introducción del libro "Tirando del hilo", la siguiente afirmación de Carmen Martín Gaite:

"La crítica literaria no es nada si no estimula, aficiona e invita a leer"

Aunque no estoy seguro de la total veracidad de esta afirmación, como lector espero que la crítica literaria me anime a entender las lecturas y su contexto, a descubrir nuevos tesoros...a empujarme a leer con mayor conocimiento y placer.

Entiendo, claro, también su papel de investigación, de análisis profundo, de búsqueda de teorías...

Pero en ese papel investigador, especializado y erudito, es posibe que la crítica literaria, recreada en sí misma, asuste, intimide, provoque aversión y pueda así perder un poco su norte...que no deja de ser, creo, entender a escritos y escritores, como paso previo y estímulo para una más placentera y fructífera lectura.

Quizá a eso se refería Martín Gaite.

sábado, 22 de agosto de 2009

Los límites de la interpretación y la exégesis

Hace ya bastantes años, leí una viñeta cómica en que un pintor modernillo le decía a un amigo una frase algo así como: "tengo ganas de que salgan las críticas de mis cuadros para saber qué es lo que significan".

Ayer leía en la inmortal obra "Anna Karenina" el pensamiento que Tolstoi pone en la cabeza del pintor Mijaílov, uno de los personajes:

"A sus críticos les reconocía una profundidad de análisis de la que él mismo carecía, y esperaba con ansiedad que descubriesen en su cuadro aspectos que él todavía no había vislumbrado. Y frecuentemente ocurría así"

...que viene a ser una expresión anterior, más literaria y menos irónica que la de la viñeta cómica.

Hace unas semanas, y en un ámbito completamente ajeno al literario, durante una explicación de la técnica de desarrollo profesional denominada evaluación 360 grados, un ponente nos decía que los demás pueden descubrir en nosotros comportamientos, positivos y negativos, de lo que nosotros mismos no somos conscientes.

Y uniendo todas esas impresiones dispersas, y trasladándolas al ámbito literario, se me ocurre preguntarme hasta dónde puede llegar el papel analítico y revelador de la crítica artística y, específicamente, literaria. ¿ Es cierto que un crítico puede descubrir aspectos interesantes o valiosos de una obra, aspectos de los que ni el propio autor es consciente ? ¿ O son las críticas alambicadas poco más que un ejercicio vacío de erudición y palabrería ? ¿ Pueden actuar las obras literarias a modo de ojo de cerradura por el que el crítico sagaz puede espíar y descubrir nuevos secretos, nuevas luces, quizá ocultas en el alma y la intención del artista ?

Probablemente, y como suele suceder, haya un poco de todo: mucha crítica vacía, muchas interpretaciones arriesgadas o sin sentido, mucha palabrería huera, pero tambien es posible que, como en esas evaluaciones 360 grados, los críticos y los lectores lectores puedan descubrir en una obra aspectos o interpretaciones de los que ni el propio escritor era plenamente consciente ... y eso resulte muy enriquecedor.

sábado, 15 de agosto de 2009

La realidad como fuente de inspiración

Decía el insigne Stefan Zweig a propósito de Lev Tolstoi:

"Aquel que ve claramente, no necesita inventar; el que contempla poéticamente, novelescamente, no necesita fantasear. Tolstoi ha mirado con sus sentidos durante toda la vida y luego ha plasmado lo que ha visto. No conoce el ensueño, sino la realidad".

(tomado de la introducción de Josefina Pérez Sacristán a la novela 'Anna Karénina' en la edición de 2008 de Cátedra - Letras Universales)

Una de las cualidades del escritor debe ser, creo, la capacidad de observación de su entorno, con una mirada profunda, incisiva, reveladora. Ese mirar poético y novelesco, como dice Zweig, permite descubrir historias, relatos, poesías, novelas, en el propio entorno, en la propia realidad que nos rodea. No hace falta ir más lejos...

domingo, 9 de agosto de 2009

Más terapia literaria

Parece como si últimamente me persiguiese, en los textos que leo, el papel terapéutico de la literatura.

Lo observé en la novela 'El mundo' de Juan José Millás y lo traje a este blog en el artículo El bisturí.

Lo creí percibir, no obvio, pero sí como una motivación entre líneas, en los versos de Idea Vilariño y lo propuse como una explicación en el artículo Renuncia.

Y ahora, se me aparece de nuevo, muy explícito, en un poema de Carlos Marzal. El título ya no deja lugar a dudas. Se titula 'Sanación'. Este es el poema:

"Me curo de vivir en lo que escribo
y en lo que vivo sano de escribir.
Son dos fervores
y una misma dolencia.
Me prescribo palabras
                                      mi narcótico:
sin ellas, mi no-mismo
                                      está enfermo de mí.

La alegría, si no escribo alegría, no es perfecta,
y cuando ya lo he escrito, se me brinda
la realidad, alegre, para el brindis.
Parece, por tan pura,
pura superstición pero yo expío
no sé bien nunca qué,
                                      pago una deuda
que contraje en mis sueños.
                                      Soy dichoso,
con la dicha infantil del absoluto,
si el ángel de un poema se me anuncia.

Cuando llegan las nubes me repito:
no han llegado las nubes. Y no llegan.
Cuando busco la lluvia, me aconsejo:
la luvia ya está aquí, y aunque no llueve
me mojo con la lluvia.
                                      Me persuado
de que cumplo en mi vida, con la vida,
si advienen las palabras.

Se vive de ilusión.

Curo con tal que escriba que me curo.

Mi no-mismo y mi yo son mis ilusos.
"

viernes, 7 de agosto de 2009

Un toque de humor de Catherine O'Flynn

Traigo a colación una frase de la novela 'Lo que perdimos' de Catherine O'Flynn, una frase que, en la novela, la protagonista, Kate Meaney, ve escrito en un cartel delante de una casa. Dice así:

"El perro es lo de menos: cuidado con la mujer"

No es que sea profunda. No es que sea brillante. Es, simplemente, que me ha hecho mucha gracia...

jueves, 6 de agosto de 2009

Renuncia

Los estados de ánimo depresivos, con fuerte carga introspectiva y con tentaciones de abandono, de renuncia, son pasto frecuente de la creación literaria, especialmente de la poética. El motivo podría tener que ver con esa función de
bisturí, de apertura y cauterización de heridas que veíamos en un post anterior.

Sea como fuere, he querido traer a este sitio, el siguiente poema de Idea Vilariño, una poeta especialmente amarga y desolada:

Ya no tengo
no quiero
tener ya más preguntas
ya no tengo
no quiero
tener ya más respuestas.
Tendría que sentarme en un banquito
y esperar que termine.

martes, 4 de agosto de 2009

Humedades y goteras

"A veces, en las novelas se filtran fragmentos de realidad que dejan manchas de humedad , como una gotera en la pared de una habitación."

Juan José Millás
'El mundo'

De nuevo Juan José Millás, en esta ocasión tocando un tema casi tópico: ¿ Hasta qué punto influye la biografía del autor, sus experiencias y sus ideas en el contenido de las novelas que escribe?

Creo, y no me parece ser original en esta opinión, que siempre hay algo del autor en su obra. A veces son detalles, otras una parte sustancial de la historia; a veces sólo la óptica o la forma de enfocar el conflicto, otras, es la propia vida del autor la que late en sus novelas; a veces pequeñas humedades, a veces grandes goteras...

domingo, 2 de agosto de 2009

El bisturí

"Cuando escribo a mano..., creo que me parezco un poco a mi padre en el acto de probar el bisturí eléctrico, pues la escritura abre y cauteriza a un tiempo las heridas"

Juan José Millás
'El mundo'

Así lo expresa Juan José Millás al principio de su novela 'El mundo'. Una idea que me llamó la atención nada más leerla. Finalizada la novela, veo que estuve certero a la hora de identificarla como clave, pues el propio Millás vuelve a ella repetidamente como uno de los leit-motiv de esa novela y, por ende, de su planteamiento literario.

Y es que, en efecto, uno de las funciones de la literatura es explorar problemas, conflictos...heridas...y en muchos casos servir como un mecanismo para procesarlas, asumirlas...cauterizarlas.

Y si esa función se puede cumplir para un lector... ¡ qué no puede significar para un escritor que hable desde su corazón, desde sus ideas, desde sus sentimientos ! ¿ Cuántas heridas no se encontrarán en las páginas de los libros y cuántas de ellas no habrán sido, al menos parcialmente, cauterizadas, por el mero hecho de hacerse palabra escrita ?